En la Confitería Maxi de Francisco Grandmontagne reinaba ayer la resignación. David, el propietario, no perdía la sonrisa pese a haber pasado la noche en vela a cuenta del segundo robo en su negocio en una semana. «Te lo tienes que tomar así, aunque por dentro esté muy enfadado», confesaba. En realidad, el de la madrugada del miércoles al jueves fue doble. Porque el caco no solo entró una, sino dos veces en cuestión de cuatro horas. Las imágenes extraídas de las cámaras de videovigilancia que grabaron el suceso hacen pensar que el autor fue el mismo que el que entró el martes pasado, quien fue detenido ese mismo día pero puesto en libertad por el juzgado.
Son muchas las razones que avalan el recelo de David. La primera el 'modus operandi'. Como ocurriera la semana anterior, el delincuente esperó pacientemente en la puerta hasta ver que no había nadie por la zona. Pasaban las 12 de la madrugada cuando con un objeto robusto reventó el cristal inferior de la puerta de entrada. Pese a quedar filos cortantes, atravesó con habilidad sin sufrir heridas y se fue directo al cajón del cambio. Esa fue, precisamente, la segunda pista que hace pensar que el infractor fue el mismo.
«La semana pasada, entró con la linterna del móvil y se puso a rebuscar por los cajones y por la oficina. El jueves fue corriendo y en cuestión de un minuto volcó la caja para coger el mayor número de monedas posible, unos 150 euros», explicaba David. Al sonar la alarma se dio a la fuga. El aspecto, de complexión delgada y mediana edad, cubierto con mascarilla y capucha, es la tercera evidencia de que se trataba del mismo caco.
(Más información en la edición impresa de Diario de Burgos o aquí)