El secreto de un buen vestuario está en no disfrazar a los actores para que fluya el personaje y descubrirlo a partir de su indumentaria, una máxima en la que coinciden Pepe Reyes, Vinyet Escobar y Alba Suárez, diseñadores en varias de las series españolas del momento: Manual para señoritas, Su Majestad y Física o química.
El vestuario de época llama la atención por su espectacularidad, pero no es menos complicado el de un grupo de jóvenes que están marcados por el estilo de una tribu urbana, o el de una royal cañera del siglo XXI.
Mucho cuidado y colorido
Pepe Reyes es diseñador de la producción Manual para señoritas, que se estrenará en la plataforma Netflix este viernes, una serie estilo Bridgerton, no solo por su contenido casamentero, sino también por su cuidado y colorido vestuario de época.
Ambientada en el Madrid de 1871, Reyes explica que se ha encargado de confeccionar más del 80 por ciento de las prendas de los protagonistas, incluido el de las actrices que dan vida a las doncellas y carabinas, que ha evitado que fueran uniformadas.
«Hay una paleta de colores apetecible y diferenciada en cada casa, que no tiene que ver con la de la época, que era mucho más oscura», pero en esta comedia agridulce «con mucha gente joven era más adecuada», aclara Reyes.
Ha optado también por corsés más cómodos, «las protagonistas no paran de moverse, en una época en la que las mujeres eran meros objetos de decoración», y reconoce la dificultad, algo que normalmente se ignora, a la hora de elegir pendientes, sombreros o unos guantes que acompañen el conjunto, incluso las sombrillas y los abanicos, que en este caso son pintados todos a mano.
Además, cuenta que el vestido que más atención ha requerido ha sido el de novia, ya que se ha realizado con pétalos cosidos a mano. «Ha sido una gozada como diseñador», admite.
Una princesa 'choni'
Vestir en Su Majestad (serie que está disponible en Prime Video) a Pilar, una imaginaria Reina de España, caprichosa, juerguista y poco preparada para asumir el cargo, fue el encargo que asumió Vinyet Escobar que ha jugado con «la locura estética de esta reina del trap».
Los creadores de la ficción, Borja Cobeaga y Diego San José, y la diseñadora veían en ella a una princesa «choni, con mucho tiempo libre, que consume moda y que se mantiene al tanto de todas las tendencias».
Escobar muestra la evolución del personaje a través de sus prendas, en las que incluye un mono de estilo ochentero verde, «una pieza simbólica, con la que descubrí que ese color está asociado a la monarquía». Una estética con la que la princesa Pilar ejerce de Dj, pinchando el himno de España en versión tecno.
Cuando está en palacio utiliza looks mucho más relajados, que están confeccionados con materiales sintéticos y colores flúor que la separan de la institución a la que pertenece y que demuestra que «no es un sitio para ella y que quiere vivir fuera de los muros de palacio».
En cambio, el vestuario de actos oficiales es mucho más formal y parte de transformar algunos trajes que ya existían. «Arriesgué con conjuntos llevados al límite donde percibes su personalidad y su excentricidad», apunta.
Drama adolescente
La figurinista Alba Cuesta asegura que no se quería «contaminar», por lo que decidió no ver la primera etapa de Física o química que cautivó a la audiencia hace 20 años cuando se estrenó en la pequeña pantalla con actores como Maxi Iglesias, Úrsula Corberó o Andrea Duro.
Aunque transita por los mismos dramas adolescentes que entonces, «ahora hay pandillas diferentes», asegura Cuesta sobre la serie de Antena 3, para la que se inspiró en la «chavalada actual y en mi propia hija adolescente».
La generación Z, que protagoniza la última versión de la producción de Atresmedia, «da mucha importancia a la vestimenta, en la actualidad tiene muchas más posibilidades de compra» y reconoce, entre risas, que «las pijas de entonces no visten como las de hoy, ni las modernas tampoco lo hacen como se viste ahora».
Asegura que es más sencillo elegir prendas contemporáneas para adultos que para jóvenes porque «visten para ser reconocidos por el grupo y experimentan», relata Suárez, que ha utilizado piezas de segunda mano, de mercadillo y vintage, pero también ha colaborado con firmas conocidas como Diesel, Papiroga o Will Pony.
Su mayor reto ha sido enfrentarse al vestuario de un personaje trans, «ya que no quería herir sensibilidades».