Punto y final. Ayer Endesa confirmó una noticia a la que solo faltaba la oficialidad de la empresa:el cierre de la central térmica de Compostilla, situada en Cubillos del Sil (León) en junio de 2020. Un desmantelamiento a la que también se someterá a la planta de Andorra, en Aragón, en una decisión que la eléctrica certificó en la actualización de su Plan Estratégico 2019-2021, donde reiteraron que uno de los ejes que se marca la compañía es avanzar en la «descarbonización» del mix de generación. El propio consejero delegado de Enel, propietaria de Endesa, Francesco Starace, ya avanzaba este martes que la central leonesa funcionaba porque tenía subvenciones, por lo que al desaparecer estos incentivos «no hay razón» para seguir operando.
Tras confirmarse la noticia, la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, exigió al Ejecutivo central que ponga en marcha «alternativas industriales potentes» en las cuencas y avanzó que mantendrá contactos con las centrales térmicas y grandes eléctricas para que «no dejen» la Comunidad «sin nada» y ofrezcan una solución, que las propias compañías barajan para estas zonas. La consejera lamentó la clausura de la mayor instalación de generación eléctrica de la comarca del Bierzo, y aseguró que «revertir la situación va a ser difícil, el mal está hecho».
Sin embargo, valoró la «disposición» de Endesa para llevar a cabo una serie de inversiones que permitan mantener el nivel de empleo en la comarca. «Tiene que haber actividad económica suficiente para que las empresas auxiliares se queden en la zona», afirmó la consejera. Entre las «alternativas» planteadas para mantener la actividad en Compostilla más allá de 2020, fecha en que Endesa desconectará la central de la red de generación, la consejera citó la posibilidad de que la térmica utilice «otras fuentes de energía, como el gas».
Del Olmo, que ayer mantuvo reuniones con los alcaldes de los municipios mineros, el Consejo Comarcal del Bierzo, la comisionada del Plan de Dinamización de las Comarcas Mineras y la plataforma de empresas auxiliares de la central de Compostilla, lamentó que no exista «ningún plan para el cierre de las térmicas» y recordó que en la actualidad más del 20 por ciento del mix energético tiene su origen en el carbón «¿Quién va a producir esa energía en el futuro?», se preguntó la consejera, que recalcó que «es más barato invertir en la desnitrificación que hacer centrales nuevas».
En ese sentido, recordó que, a diferencia de lo ocurrido en las centrales de Anllares y Compostilla, sobre la central de La Robla (León) no pesa ninguna decisión de cierre. Al respecto, exigió al Gobierno que ponga en marcha «actuaciones inmediatas» para garantizar la supervivencia de la instalación.
El plan trazado por la eléctrica ya contempla las actividades necesarias para iniciar el desmantelamiento de las dos plantas a partir del 30 de junio de 2020. Una operación que desde la empresa aseguran que se efectuará «con pleno respeto de los puestos de trabajo de los empleados de ambas centrales, el desarrollo de importantes inversiones en energías renovables y la búsqueda de alternativas para ambos emplazamientos». Un planteamiento que contemplaría acciones para dinamizar la zona después de que se apague la central.