Las parejas arandinas se están tomando con más calma los preparativos para sus bodas. Al menos así lo dejan entrever los negocios que están relacionados con la celebración de los matrimonios, que están notando una considerable ralentización a la hora de ocupar las fechas en sus respectivas agendas. Y no es que se esperen menos uniones matrimoniales que el año pasado, al menos en su vertiente religiosa.
La reserva de fechas en los templos arandinos más solicitados para celebrar bodas, como son la iglesia de Santa María y la ermita de la Virgen de las Viñas, supera en una decena a la del 2023. «De abril a octubre hay reservadas 14 bodas en la ermita y 10 en Santa María, cuando el año pasado tengo constancia que hubo nueve en la ermita y siete en Santa María», concreta con cifras mirando la agenda el párroco de Santa María, Javier Valdivielso, que es quien gestiona también el templo de la patrona arandina. Sin embargo, en la agenda del Ayuntamiento, al cierre del primer mes de 2024 aún no se había solicitado la celebración de ninguna boda civil en estas instalaciones.
En los establecimientos hosteleros que son referencia en Aranda para la celebración de banquetes, el panorama difiere mucho del que se registraba en 2023 por estas fechas. «Este año está flojo, tenemos como un 20% menos de fechas reservadas, pero confiamos en que sea una situación transitoria y se empiecen a contratar banquetes a partir de ahora», apunta Javier Yagüe, del Grupo Tudanca. Una escasez de reservas para este tipo de celebraciones que también han constatado otros establecimientos, en mayor o menor medida, pero que se tendrán que repartir los banquetes porque la oferta en la capital ribereña acaba de perder una de las opciones de grandes salones para este tipo de celebraciones, al cerrar de forma repentina el establecimiento de Los Rastrojos.
Otros negocios que fían parte de su clientela a las bodas son las floristerías, que este año empiezan a sentir preocupación ante la falta de encargos. «No sé si es que lo van a dejar para más adelante, pero yo todavía no tengo ningún encargo, y el año pasado hice siete bodas», reconoce Lorena Velasco, de La Florería, preocupada porque su sector «es un lujo y ahora la gente está más preocupada en el coste de la cesta de la compra, no en comprar flores». El ámbito de la estética tampoco está despegando en lo que a servicios contratados relacionados con las bodas de este año. «Ahora tengo dos novias que ya me han cogido fecha, pero invitadas ninguna, esas lo dejan más para el último momento, son las novias las que no quieren quedarse sin cita para ese día», remarca Sara Moreno, del centro de estética Sagitario.