Entre los muchos tesoros que esconde la Sierra de la Demanda, en el sureste de la provincia, se encuentra su gran riqueza paleontológica, siendo precisamente esta comarca la primera donde se realizó una excavación en Castilla y León. Abundantes yacimientos de icnitas, algunos ya descubiertos y acondicionados para las visitas y otros aún bajo tierra, e importantes restos fosilizados expuestos en el Museo de Salas, permiten hacer un recorrido y conocer más sobre cómo eran y cómo vivían estos grandes animales ya extinguidos pero que han situado a La Demanda en un lugar privilegiado dentro del mundo de la paleontología, en gran parte gracias al trabajo que desde la últimas décadas viene desarrollando el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS).
Hoy proponemos una ruta por la Tierra de los Dinosaurios y ofrecemos distintos lugares que se pueden visitar para adentrarse en el misterioso y apasionante mundo de estos animales, un recorrido que seguro despierta el interés de los mayores, pero que fascinará a los pequeños de la casa. Un buen punto de partida es la localidad de Quintanilla de las Viñas. En su entorno se encuentra el yacimiento de Las Ereas 7, que se sitúa a la orilla de la carretera que una la N-234 con el pueblo.
Acondicionado hace unos años, para frenar su deterioro y mantener las icnitas que presenta, también tiene un cobertizo y paneles informativos para explicar a los visitantes lo que allí se observa. En este yacimiento se pueden apreciar 60 huellas de dinosaurios saurópodos (herbívoros cuadrúpedos de gran tamaño), terópodos (carnívoros) y se cree que también ornitópodos, que eran herbívoros. Pero, ¿por qué se ha originado esta acumulación y diversidad de huellas en esta zona? Pues porque al principios del Cretácico, hace aproximadamente 144 millones de años, las hoy rocas de estos yacimientos eran las orillas fangosas de una laguna poco profunda, donde los dinosaurios herbívoros y carnívoros acudían a beber o comer dejando impresas las huellas de su paso.
También cerca de Quintanilla de las Viñas, está el yacimiento Las Ereas 3, donde gracias a una excavación del CAS se encontraron dos de las huellas de estegosáurido más grandes del mundo, con un tamaño de 50 centímetros una, lo que suponen que la altura de la pata hasta la cadera del dinosaurio que la hizo sería de 2.25 metros, y otra de 49 centímetros. Esta especie herbívora vivió entre el Jurásico y Cretácico hace 145 millones de años. Durante este verano, la campaña de excavaciones se ha centrado en Las Ereas 8, muy cerca de Las Ereas 7 y donde ha aparecido la huella de un saurópodo único en el mundo.
Dejamos Quintanilla para llegar hasta Mambrillas de Lara, también junto a la N-234. Atravesando el pueblo, en dirección Campolara, se encuentra La Pedraja, que pertenece a un gran yacimiento que se extienden a lo largo de cinco kilómetros desde Quintanilla de las Viñas y que presenta al menos trece afloramientos rocosos, entre ellos los de Las Ereas. La Pedraja se compone de dos niveles rocosos con un total de 23 icnitas. La mayoría de estas huellas se encuentran aisladas, ya que sólo existe un rastro formado por tres icnitas. Hay huellas saurópodas, terópodas y ornitópodas que pertenecen al jurásico superior-cretácico inferior. Además de poder presenciar estos rastros, en el yacimiento de Mambrillas, recientemente puesto en valor, se puede observar un gran dinosaurio en fibra de vidrio, que mide 12,5 metros de largo y casi 4 de alto y que recrea a uno de los animales que pisó por allí. Sin duda, una buena oportunidad para fotografiarse junto a estos antiguos pobladores de la comarca.
Museo
Siguiendo por la N-234 se llega hasta Salas de los Infantes, donde se encuentra el Museo de Dinosaurios, cuya colección es una de las más completas de España y una de las mejores de Europa en géneros y especies de dinosaurios concretos. En él se exponen los fósiles de pequeños fitófagos (comedores de plantas) corredores y ágiles como el hipsilofodonte, espinas defensivas de un dinosaurio acorazado llamado Polacanthus, vértebras y fragmentos de placas de un estegosaurio, fósiles de un gran dinosaurio carnívoro llamado Baryonyx o colmillos afilados y aserrados, pertenecientes a carnívoros como los allosáuridos y dromeosáuridos.
Entre los hallazgos más importantes que se puede observar en el Museo se encuentran los restos óseos de un dinosaurio rebaquisáurido, emparentado con otros de África y América del Sur, entre ellos un fémur de 1,10 metros de longitud, los dos isquiones, vértebras caudalas, costillas e incluso restos craneales y dientes. Los estudios han determinado que estos fósiles son una especie única en el mundo, a la que se ha llamado Demandasaurus Darwini.
El museo también recoge restos de iguanodontoideos, pacíficos fitófagos que formaban manadas y otros fósiles más frágiles, como son las cáscaras, un huevo de dinosaurio prácticamente completo y el fragmento de una puesta, con al menos dos huevos. También se pueden ver fósiles de especies únicas el mundo y que convivieron con los dinosaurios, como los de un lagarto denominado Arcanosaurus ibericus, pariente del actual dragón de Komodo, y una tortura terrestre denominada Larachelus Morla. Igualmente resultan muy interesantes los fósiles vegetales, como como son los tallos de helechos arborescentes, troncos de benetitales (palmeras enanas), troncos y piñas de coníferas e incluso pólenes microscópicos perfectamente conservados.
Una ver recorrido el Museo salense, donde también hay una sala de arqueología que conforma un recorrido cronológico, sencillo y lineal desde el Paleolítico inferior hasta la alta Edad Media, merece la pena desviarse cuatro kilómetros para llegar hasta Hacinas y visitar El Centro de Recepción de Visitantes del Árbol Fósil. Allí se puede contemplar la reconstrucción del ambiente primitivo de hace 120 millones de años, fósiles vegetales de distintas épocas geológicas, informaciones sobre los bosques fósiles en España y los más famosos bosques petrificados en el mundo. Una visita que permite conocer cómo eran los árboles y las plantas de las que se alimentaban los dinosaurios.
La ruta continúa hacía Castrillo de la Reina, por lo que hay que retroceder hasta Salas y coger la CL-117. Del mismo pueblo sale una pista forestal que nos conduce hasta el árbol fósil de Matalaguna, con una longitud de casi 17 metros y un gran estado de conversación. De sus hojas, probablemente comieron dinosaurios. Ahora se encuentra en el mismo lugar donde se descubrió y está protegido por un cercado que para que las inclemencias del tiempo no lo deterioren.
El recorrido por esta Tierra de Dinosaurios acaba en Regumiel de la Sierra, donde el yacimiento El Frontal, prácticamente en el casco urbano, presenta más de ochenta improntas. Como curiosidad durante años, los habitantes de la localidad caminaron sobre esta roca sin que nada de la misma les resultase peculiar. No fue hasta septiembre de 1986 cuando un aficionado a la Paleontología dio la voz de aviso sobre lo que esa roca mostraba de forma indeleble, varios rastros de dinosaurios. Ahora se encuentra vallado, acompañado de paneles informativos y con una reproducción de dinosaurio, un iguanodóntico, de 9,5 metros de largo y 3 de alto.