La pasada semana, Pablo fue el 'encargado' de su clase de Infantil en el colegio Juan de Abascal de Briviesca, una labor de enorme responsabilidad que le ha permitido ser el 'maquinista' del tren que conforman las niñas y los niños para entrar y salir al patio e incluso escribir la fecha y el día de la semana en la pizarra. Lo cuenta bien orgulloso este pequeño, que en marzo cumplirá 5 años, mientras corre con una fuerza impresionante y sin gota de miedo por el trepador del parque infantil y se desliza por el tobogán a toda velocidad con una sonrisa de oreja a oreja. Ojalá se hubiera inventado una máquina del tiempo para haberles enviado a sus padres estas imágenes captadas ayer justo a la noche del 18 al 19 de octubre de 2022 cuando de forma muy delicada los profesionales de la UCI pediátrica del HUBU les informaron de que, quizás, a la vida de su niño no le quedaba mucho tiempo.
Cristina Dúcar y Rubén García cuentan ahora que lo vivieron todo como si los hechos se estuvieran desarrollando dentro de una película y cierto es que ante una situación así es posible que las personas se disocien un poco para soportar la incertidumbre y el terror de pensar en la posibilidad de perder a un hijo. Dos años y tres meses después de aquella pesadilla ambos se siguen deshaciendo en agradecimientos a todo el personal sanitario de Burgos, de Málaga y de Madrid que hizo posible con su conocimiento científico y su trabajo, que fue más allá de lo que indica el horario, que Pablo saliera adelante, y a la sanidad pública de este país que aún tiene los mimbres suficientes para salvar vidas sin arruinar a las familias y lo intenta siempre que es necesario.
Siempre estaremos agradecidos a todos los profesionales que salvaron a nuestro hijo porque se implicaron mucho más allá de su trabajo»Cristina y Rubén, padres de Pablo
Todo empezó de la forma más común. Pablo se puso malito en la guardería, como tantos otros niños todos los principios de curso, y dado que los síntomas no remitían, la familia lo llevó a urgencias del HUBU, donde quedó ingresado por una bronconeumonía «con la idea de que se recuperara al poco tiempo y volver a casa», según explica Cristina. Pero las cosas no salieron así. Lejos de mejorar, el crío se iba poniendo cada vez peor y ningún tratamiento le hacía efecto para desesperación de los padres y del personal de la UCI. Ante lo extremo de la situación, el pediatra Fernando Gómez intentó quemar el último cartucho: recurrir a un sistema denominado ECMO, que son las siglas en inglés de oxigenación por membrana extracorpórea, lo que permite asistir un fracaso cardíaco o pulmonar asegurando la oxigenación y la perfusión durante un tiempo: «Es una técnica que suple las funciones del corazón y del pulmón con la extracción de la sangre, su oxigenación y su vuelta al paciente que está en una situación muy crítica como era el caso de Pablo», explican Gómez y el también pediatra Pablo Oyagüez.
Pablo Oyagüez, Fernando Gómez, Margarita Hernando (dcha.) y Verónica Navarrete (izda.) con el equipo de la UCI pediátrica. - Foto: Alberto RodrigoExisten tres equipos en España que cuentan con la tecnología adecuada y el personal expresamente formado para llevar a cabo esta intervención, pero aquel día el del Hospital 12 de Octubre de Madrid (donde la doctora Sylvia Belda fue la pionera de esta técnica en España) no podía acudir a Burgos. Se intentó, pues, con el de del Vall D'Hebron de Barcelona, cuyo viaje se truncó en el último momento. Así que con el tiempo corriendo en contra, Fernando Gómez contactó con un compañero del Hospital Materno-Infantil de Málaga, Antonio Morales, que no lo dudó un segundo y puso en marcha todo lo necesario para intentar salvar al crío. Cinco sanitarios llegaron desde allí con billetes de avión comprados de su propio bolsillo mientras a la pareja se le pedía que se fuera haciendo a la idea de que las cosas podrían no ir bien porque Pablo «quizás no aguantaría». «Sabemos que cuesta entender la enfermedad y la muerte en niños, pero existe, aunque es una realidad a la que la sociedad le da la espalda. En esos casos intentamos prestar todo el apoyo a la familia», subrayan los pediatras y las enfermeras Verónica Navarrete y Margarita Hernando. Esta última recuerda que el del traslado de Pablo ha sido uno de los días más intensos y emocionantes de su vida profesional.
Sabemos que cuesta mucho entender la enfermedad y la muerte en niños, por eso ofrecemos todo nuestro apoyo técnico y emocional»Fernando Gómez, pediatra
Todo el proceso duró unas 24 horas y contó con la intervención de más de treinta profesionales médicos y de enfermería, muchos de los cuales acudieron en su tiempo libre. Al final, Cristina y Rubén pudieron respirar porque Pablo seguía con vida... «pero también tuvimos que prepararnos para lo que vino después porque pasamos un mes muy duro en el 12 de Octubre».
Dos años después todo ha ido a mejor: el crío está perfecto y se ha reducido sustancialmente el tiempo de reacción en estos casos gracias a la puesta en marcha de centros de referencia en esta técnica con un sistema organizado para que un equipo de guardia pueda acercarse a cualquier punto del país cuando sea preciso. La primera vez que tuvo que ponerse en marcha un transporte en ECMO por un paciente del HUBU fue en 2013. Desde entonces, se ha utilizado con seis niños, cinco de los cuales han sobrevivido. En 2024 fueron dos, uno de ellos derivado de La Rioja, a quien se le alojó un cacahuete en un bronquio provocándole la obstrucción de un pulmón.
Imagen cedida por el hospital del momento en el que se está utilizando el sistema ECMO con el pequeño Pablo. Ese día fue de los más duros y emocionantes de mi vida profesional»Margarita Hernando, enfermera
Pablo, que además de corretear por todo el parque ha dibujado a sus padres en un folio mientras nos contaban su historia, ya sabe que cuando era pequeño se puso muy malito, ha visto las fotos y los vídeos y reconoce bien esa situación en la que sus padres le repiten que se portó como un superhéroe. Igual que quienes sostienen la sanidad pública.