Las plegarias de muchos burgaleses a las puertas de la Semana Santa reclamando lluvia para evitar un nuevo verano de sequía se han cumplido. Y vaya que si lo han hecho. Durante los últimos siete días, la base que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) tiene en el aeropuerto de Villafría ha registrado alrededor de 50 litros por metro cuadrado.
Dicha cantidad de agua, por ponerla en contexto, es la misma que había caído a lo largo de los pasados 30 días. Este dato ayuda a comprender la magnitud de la precipitación que se ha registrado durante la Semana Santa, y que ha comprometido como hacía años que no ocurría los actos religiosos en la calle. La jornada más copiosa fue la del Viernes Santo, cuando la Aemet notificó 18,8 litros por metro cuadrado, caídos sobre todo durante la madrugada, a primera hora de la mañana y a última de la tarde.
Es más, en la jornada del Domingo de Resurrección llegó incluso a nevar de manera copiosa durante unos segundos. Por la tarde se transformó en granizo.
Algunas procesiones tuvieron que cancelarse o reducirse a la mínima expresión por culpa de los aguaceros. - Foto: Alberto RodrigoEl medio centenar de litros aúpan a la Semana Santa del 2024 como la más lluviosa de los últimos años: tan solo la del 2013 (que coincidió en las mismas fechas que la pasada), cuando se certificaron 53,9 litros/m2, supera los datos que ha recabado este curso. Aunque depende mucho de la época en la que caigan estos días de vacaciones para muchos -pueden celebrarse desde finales de marzo hasta mediados de abril- la Semana Santa suele ser sinónimo de lluvia.
En la última década tan solo en tres ocasiones se ha saldado sin una gota de agua: ocurrió en 2015, en 2021 y en 2023. Por contra, en 2019 y 2020 se superaron los 36 litros/m2. A nivel nacional, la de 2024 ha sido la más generosa en cuanto a las precipitaciones de los años más recientes. En puntos como la sierra de Grazalema (Cádiz), la zona en la que más llueve de todo el país a lo largo del año, se han llegado a registrar 422 l/m2, mientras que en Panticosa (Huesca) se han quedado en los 242 l/m2 y en Sevilla -epicentro de los actos religiosos- más de un centenar.
De este modo, las reservas hídricas en Andalucía, que se encontraban muy diezmadas, atesoran ahora una cantidad de agua que permite encarar con cierto optimismo la primavera y el verano, cuando el consumo se dispara con la llegada del turismo nacional e internacional.
La situación de los embalses burgaleses es prácticamente inmejorable: el de Arlanzón sigue en máximos, mientras que el de Úzquiza supera el 85% de su capacidad. De media, la cuenca hidrográfica del Duero se encuentra al 83,8% de su capacidad: de los 2.854,2 hectómetros cúbicos disponibles hay 2.391 de agua. Por poner en contexto, en este mismo periodo del año pasado se contabilizaron 2.219, cinco puntos y medio menos.
Temperaturas. A la excepcionalidad de la lluvia que ha descargado sobre la ciudad de Burgos se le ha unido una caída del mercurio. La Semana Santa de 2024 será recordada como una de las más frías. Los 7,3 grados centígrados de media que se han registrado bate los 7,7 grados del 2016 y se alejan mucho de los 14,1 grados del 2020 o de los 9,8 grados del 2022.
De cara a los próximos días, la Agencia Estatal de Meteorología prevé un repunte de las temperaturas que, de cara al fin de semana, podrían alcanzar los 25 grados de temperatura en la ciudad de Burgos 'gracias' a la entrada de un potente anticiclón. La lluvia no terminará de disiparse al menos hasta el miércoles por el mediodía.
La primavera, como ya avisaron hace unos días, será más bien cálida a nivel general, mientras que en materia de precipitaciones se espera que siga la línea de otros ejercicios.