«Educar la memoria, qué gran labor», comentaba María mientras abandonaba la Casa de Cultura de Briviesca envuelta todavía en un mar de lágrimas. No fue la única que en más de una ocasión recurrió al pañuelo para secarse las gotas que caían de sus ojos, cargadas de interrogantes y conmoción al no poder evitar ponerse en la piel de los protagonistas del largometraje El maestro que prometió el mar, ganador del premio a la mejor película española en el Festival Cine Por Mujeres. «¡Qué injusto!», «¡qué época tan dura!» o «¡qué historia tan bonita!», fueron solo algunas de las cientos de impresiones que el público asistente al preesetreno del proyecto cinematográfico compartía durante y después de la proyección. En el salón de actos apenas cabía un alfiler y la emoción era palpable en el ambiente, incluso antes de que la directora, Patricia Font, el productor, Francesc Escribano, y Carlos Fernández, CEO dela productora Filmax pronunciaran las primeras palabras.
Descendientes de aquellos a los que arrebataron sus vidas durante la Guerra Civil y que todavía buscan a sus familiares enterrados anónimamente en fosas comunes, amantes de la historia, del cine, y como no, vecinos de Bañuelos de Bureba, localidad en la que el profesor republicano impartió clases con su innovadora técnica educativa denominada Freinet, se acomodaron en las butacas para disfrutar de una historia real que llora por todos los maestros asesinados en España entre 1936 y 1939.
«La ficción narrada en dos tiempos cumple con su función y se entiende muy bien», asegura Carlos, que considera que «explicar el por qué de la historia de Antoni en particular, una entre muchas, es importante, representativa y merece ser contada». Comparte opinión con Escribano, que además de ser el productor del filme ha publicado varias obras literarias sobre el profesor. Orgulloso y emocionado a partes iguales por la respuesta del público confiesa que el equipo «apostó por llevar esta historia al cine porque está absolutamente vigente. Desde que comenzaron a abrir la fosa de La Pedraja alguien comentó que allí debía estar el cuerpo de Benaiges. A día de hoy no se ha encontrado pero su historia sí. Y está cargada de esperanza, de vocación, ilusión y una metáfora fantástica sobre un maestro que se desvivió por sus alumnos».
A pesar de que parte de la obra se rodó en territorio catalán, La Bureba se hace notar, y mucho. Cualquiera que conozca el territorio reconocerá esos bellos paisajes captados con la cámara, la entrada al pueblo de Bañuelos y la plaza Mayor de Briviesca. «¡Qué orgullo que mi ciudad forme parte de un proyecto tan importante!», comentaba Natalia a una amiga a la salida. De ello también están de acuerdo los papás y mamás de Alba y Nicolás, dos de los niños burgaleses debutantes que dan vida a Josefina y Emilio. Consiguieron sus respectivos papeles en un exigente casting al que se presentaron más de mil aspirantes, pero su naturalidad y profesional convencieron a los directores. Hasta el pasado año nunca se habían planteado dedicarse a la interpretación, pero su historia también ha cambiado.