Una causa común a varias generaciones

I.P.-R.E.M.-P.C.P. / Burgos
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Desde quienes empiezan en el sector hasta aquellos que están a punto de jubilarse coinciden en que se atraviesa una de las peores crisis y reivindican medidas de las administraciones para que el campo vuelva a resultar rentable

Ángela Varona, Alberto Peña, Juan Antonio Arlanzón, Pedro, Alfredo, Jesús y Luis, Marcial y Ana y Anastasio y Juan José. - Foto: Valdivielso

Ángela Varona, 18 años (Villahizán de Treviño)

"Hay que mantener lo que nos dejan los padres"

Ayer hizo novillos, pero estaba donde tenía que estar, en la calle con los profesionales de un sector del que ya forma parte y eso que solo tiene 18 años.

Ángela Varona comparte titularidad en la explotación familiar junto a su padre y un hermano. Cultivan en Villahizán de Treviño y está orgullosa de seguir los pasos de su padre y de su abuelo Antonio. También los abuelos maternos son del pueblo, y Ángela asegura que desde pequeña los ha visto trabajar y les han inculcado el amor al campo; ella y su hermano desde siempre han trabajando en lo que hiciera falta.

A esta joven, que además este año ha comenzado a estudiar Magisterio, no le parece raro dedicarse también a la agricultura, "hay que seguir lo que nos van dejando", dice con total naturalidad, con la misma que ayer acudía a la movilización en defensa del sector.

A pesar de su edad, ve la situación complicada "porque no valoran lo que tenemos ni nos dejan trabajar de la manera que sería justa, con demasiadas imposiciones que vienen de fuera", argumenta, para añadir que todo influye para que las explotaciones sean cada vez menos rentables, sobre todo por los altos coste de producción, mientras bajan el precio de los cereales.

Ángela reconoce que ve a sus padres 'agobiados' con la crítica situación "que está a la vista, y ellos tranquilos no están". Una de las obligaciones que trae de cabeza a los profesionales del sector es la entrada en vigor del cuaderno digital y en el caso de su padre, Ángela reconoce que lo lleva mal "porque siempre lo ha hecho en papel". Ahí sí tiene ella y su hermano una herramienta con la que se manejan mejor que las anteriores generaciones, y serán ellos y los que se encarguen de esa tarea.

La joven reivindica que se tomen medidas para rentabilizar los cultivos, y confía que la ola de movilizaciones en Europa sea útil, "si conseguimos que algo cambie, que nos escuchen, es que algo estaremos haciendo bien y con la unión de todos porque los problemas son comunes", dice.

Alberto Peña, 26 años (Avellanosa del Páramo)

"Se me pone la piel de gallina al ver a todo el medio rural unido"

Alberto Peña conoce perfectamente las dificultades de la agricultura pese a tener solo 26 años. "Vivo por y para el campo, esto se hace por ilusión y vocación", explica este joven de Avellanosa del Páramo. "El mayor problema a la hora de empezar son las trabas burocráticas, para alguien que se quiera incorporar supone algo especialmente complicado conseguir todos los papeles", desarrolla. No entiende que se pongan tantas dificultades y cree que las administraciones deberían trabajar en serio para que puedan llegar más personas al medio rural.

La cantidad de tractores que se acumulaban ayer en la capital burgalesa para defender una misma causa demostraban que el enfado no es cosa de unos pocos. "Se me pone la piel de gallina al ver a todos los agricultores en fila india y a un medio rural unido", aseguraba justo antes de comenzar la manifestación. El campo atraviesa un momento muy duro, pero considera que juntos son más fuertes en esta lucha. Deja claro que "los agricultores no somos catetos de pueblo" y se merecen un respeto, comenta Alberto, que estudió Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural en la Universidad de Burgos.

Más allá del tema burocrático, menciona las dificultades con las que se encuentran quienes acceden al sector. "Si no tienes tractores de algún familiar no puedes empezar a trabajar; con la productividad que tenemos, los precios que nos imponen y el alto coste de los fertilizantes o la gasolina no se genera rentabilidad como para comprar nueva maquinaria", dice.

Este periódico publicó hace unos días la caída de contrataciones de trabajadores en la agricultura, algo que entiende perfectamente. "Coger a un operario ahora mismo resulta impensable, salvo que tengas muchísimas hectáreas o lo unas a la ganadería", afirma. A eso se añade también que "no se encuentran profesionales que quieran trabajar en el medio rural".

Juan Antonio Arlanzón, 36 años (Ciadoncha)

"El campo es duro. Si no te enamora, no entras"

Iba con su padre a las manifestaciones "desde pequeñito" y con él aprendió que "cuando la cosa está mal, hay que protestar y hay que defender el campo". Y ahora está mal, tan mal que "es imposible seguir así", opina Juan Antonio Arlanzón, miembro del Comité Joven de UCCL Burgos, la organización agraria que convocó ayer la protesta en la capital.

"Mi padre con 60 hectáreas de cultivo tenía para alimentar a toda la familia bien, yo llevo 200 y este año ha habido pérdidas. Trabajamos mi novia y yo y aún así nos vemos justos, tenemos que trabajar mucho más y recibir mucho menos", detalla este agricultor, con tierras en Ciadoncha y en la zona de Arlanzón.

Ayer había dormido 5 horas, porque estuvo sembrando hasta las 2 de la mañana. "Esto te tiene que enamorar, porque si no te enamora el campo, no entras a él. Es un trabajo complicado, son muchas horas, días festivos... Cuando tienes un amigo agricultor es cuando de verdad conoces la realidad del campo", añade en referencia a quienes piensan que no paran de ganar dinero.

Reconoce que acaba de pasar la campaña más dura de su experiencia laboral. Y pone un símil. "Es como si al que está trabajando todo el año en una fábrica o una oficina le dicen al final: me tienes que dar todo el sueldo y un poquito más. Eso es lo que nos ha pasado a nosotros, que hemos trabajado todo el año y encima estamos pagando dinero", recalca Juan Antonio.

Se declara concienciado con las calidades y la reducción de los herbicidas para comer sano. "Eso me parece genial" pero siempre que "todo lo que entre de terceros países esté igual", porque ahora no pueden "competir en precio" con quienes usan sustancias prohibidas y calidades muy por debajo de Europa. Y eso va también para los franceses. "Estamos todos igual, aunque ellos no lo vean y crean que el problema es España. No lo somos, el problema es lo que viene de fuera", remarca antes de volver a repartir folletos con sus reivindicaciones.

Pedro, Alfredo, Jesús y Luis, de 33, 43, 58 y 56 años (Hontanas, Villasandino y Grijalba)

"No están protegiendo nuestros alimentos y los traen de otros países"

Si los agricultores se muestran hartos, imagínense a los ganaderos. Llevan años soportando los golpes más duros del sector y parece que nadie piensa en ellos. Así se sienten, ya que cada vez cierran más explotaciones y el número ovejas o vacas resulta cada vez menor en la provincia burgalesa. Alfredo García, de 43 años, se dedica a la agricultura y a la ganadería en Villasandino, pero lamenta el poco valor de todo aquello que genera.

"Las políticas agrarias de la Comunidad Europea no están protegiendo los alimentos que producimos y se están trayendo de otros países", denuncia Alfredo. Esta se alza como su gran reivindicación y pide tomar medidas de manera urgente para que el precio de sus productos no siga hundido.

Esa misma postura mantiene su colega de Villasandino y compañero de profesión Jesús Grijalvo, que lleva 40 años al frente de su explotación. "Esto cada vez va a peor, las materias primas suben mientras el precio de nuestros productos no cambia", afirma.

Alfredo va más allá y extiende su crítica. "Es una vergüenza que reivindiquen la dieta mediterránea, que tengamos un montón de cocineros con estrellas Michelin, pero nadie quiera apoyar los productos nacionales; les parece bien que entre toda la fruta de Marruecos, toda la patata de Francia...", asegura, mientras insiste en que no se valora lo que cuesta producir.

Pedro García, vecino de Hontanas de 33 años, y Luis Martín Miguel, de 56 años y procedente de Grijalba, resumen que los beneficios del sector han desaparecido. La situación "se ha agravado" tras dos años de sequía con nefastas cosechas y los costes por las nubes.

Todos estos vecinos de la comarca Odra-Pisuerga exponen también las dificultades para contratar gente y opinan que "los gobiernos no están ayudando para que las familias se queden a vivir en los pueblos".

Marcial y Ana, 50 años (Castellanos de Castro)

"Venía un año malo y mi padre aguantaba bien, ahora nos empeñamos"

Marcial García ha sido siempre agricultor, pero nunca ha visto tan mal la profesión. Lo ha mamado de pequeño, viendo y ayudando a su padre en las tareas agrícolas que él decidió continuar, sin pensarlo mucho, hace ya 30 años.

La agricultura ha cambiado y mucho, pero con ser importantes, necesarios y beneficiosos los cambios en la tecnología y la maquinaria, otros muchos factores externos están influyendo y lo que antes era llevadero, ahora casi es una carga, dice. "Mi padre venía un año malo y podía pasar la campaña, pero ahora viene malo y con la cantidad de gastos que hay te empeñas, porque los precios están desproporcionados, los fertilizantes, gasóleos, talleres, maquinaria, seguros... todo", añade Marcial, que recuerda que su padre vendía el trigo en pesetas, que ahora serían 180 euros tonelada, "y ahora mismo hablamos de 210 euros toneladas, o sea, parecido, con muchísimos más gastos", se lamenta este agricultor que casi no se atreve, pero lo dices... "porque tienes maquinaria y has tenido que compra tierras y tienes que seguir, que si no...".

Marcial reconoce que los últimos años con las medidas de la UE ya se venía complicando la agricultura, pero desde la guerra de Ucrania, "nos han pegado una timada de puta madre, todo es especulación, compras el abono a euro tonelada, mientras el precio del cereal cae en picado y lo nuestro no se vende, sino que está entrando de fuera y están los puertos llenos, no se entiende", afirma cabreado. Pide que se haga algo para que los agricultores no trabajen a pérdida, que no les pongan tantas trabas y que lo que llega de fuera cumpla los mismos requisitos que les obligan a ellos.

A su lado escucha y asiente su mujer, Ana Palacios, cotitular de la explotación a la que se incorporó en 2017, cuando la crisis de la construcción, sector en el que trabajaba. También es de pueblo, de Yudego, y sabe lo que es el campo.

Anastasio y Juan José, 64 y 65 años (Buniel y Pedrosa de Río Úrbel)

"Nunca ha estado esto tan difícil como ahora"

Anastasio del Val, de Buniel, y Juan José García, de Pedrosa de Río Úrbel, llevan toda una vida dedicada al campo. Los más veteranos también observan cómo ha empeorado la situación y tienen razones de sobra para protestar. La amortización de maquinaria siempre se ha convertido en el "mayor gasto", pero ahora ven cómo el coste de todo se ha disparado.

"Vamos a tener otra revolución del campo, nunca ha estado esto tan difícil como ahora", asegura Juan José García, de 65 años y ya jubilado. "Si viene otro año como este pues habrá mucha gente que se ha incorporado recientemente que no lo va a poder resistir", desarrolla. Y si no se toman medidas no quedará más remedio que abandonar.

Las 'soluciones' que se han puesto hasta ahora no han servido demasiado. "Soy de una zona agrícola con muy buen rendimiento y gracias a la ayudas solo he podido cubrir los gastos", explica este vecino de Pedrosa. "En mi pueblo ahora mismo somos 22 agricultores y por suerte hay una docena que se han incorporado, así que por lo menos existe un relevo", añade.

Eso sí, Anastasio ya deja claro que en la actualidad el único relevo que puede existir es "de padres a hijos" y que resulta imposible que alguien empiece de cero. Ningún joven apasionado por el sector puede arrancar por su cuenta y eso supone una verdadera pena. "El tractor no sale solo al campo y debe llevar un apero, una sembradora, una sulfatadora, una abonadora...", defiende. En su caso sí parece garantizado ese futuro en su hijo.

"Se debe hacer hincapié en que cualquier obrero va a la fábrica a trabajar con el bocadillo y encima les llevan en autobús, nosotros salimos al campo poniendo un montón de dinero para poder trabajar y esas inversiones son las que nos matan porque lo que sacamos es inferior a lo que pagamos en inversiones", manifiesta Anastasio. Mientras, deja claro que en los últimos tiempos no cuadran las cuentas y eso desanima a seguir apostando por esas fuertes inversiones.