Alrededor de 1.370 pacientes de San Agustín llevan varios meses sin médico de familia asignado, dado que, según fuentes del centro sanitario, una jubilación no se ha cubierto y ese cupo de tarjetas no se ha repartido entre el resto. Así, cuando los afectados tienen necesidad de consulta, han de llamar al centro de salud para que les den cita con cualquier otro facultativo con huecos en la agenda. Y eso significa que puede ocurrir que cada vez los atienda un profesional distinto, lo cual ha motivado quejas entre los usuarios. No es la primera vez que se da esta situación en este centro de salud, el segundo más grande de la provincia.
La base de la Atención Primaria es la denominada relación médico-paciente, que se genera mediante la comunicación y el conocimiento mutuos. Si el enfermo carece de una persona de referencia, ese vínculo no puede establecerse y, por tanto, se dificulta la prestación de una asistencia sanitaria de calidad. De ahí que desde el ámbito sanitario se haya defendido siempre que una buena relación médico-paciente es «imprescindible» para el día a día de la Atención Primaria, que es la puerta de entrada al sistema sanitario y, si funcionara correctamente, se estima que resolvería el 80% de los problemas de salud por los que se le consulta.
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