Eran tanques y carros de combate que tenían estampados nombres bien sonoros: Madrid, Brunete, Guadalajara, Guernica, Ebro, Teruel, Quijote.Nombres que correspondían a otra geografía y a otra guerra pero que, sin embargo, fueron los que, para su alivio, leyeron los atemorizados y hartos parisinos aquel 24 de agosto de 1944. A bordo de aquellos carros de combate abollados y artríticos que estaban liberando a la capital francesa de las garras de los nazis iban tipos duros cuyos nombres también tenían resonancias poco afrancesadas: se llamaban Francisco, Pepe, Antonio, Fermín, Germán, Rafael, Juan...
Se llamaban España, porque eran hijos de otro país, perdedores de otra contienda, pero luchadores por un ideal de libertad al que habían decidido entregar su vida. Hoy se cumplen 70 años de una gesta heroica, hasta hace poco no reconocida por quienes de ella se beneficiaron: la que protagonizó la DivisiónLeclerc, compañía blindada compuesta por 150 republicanos españoles, que fue la primera escuadra encargada de entrar en la capital de Francia cuando todavía estaba bajo el yugo alemán.
Al frente de aquel grupo de valientes españoles estaba el capitán Raymond Dronne, a quien se había encargado su liderazgo por su conocimiento del castellano. Estudios que había perfeccionado durante una estancia en Burgos en el verano de 1928, siendo alumno de los afamados Cursos Merimée-De Sebastián; estancia en la que, además de aprender el idioma del país vecino, le llevó a conocer a la que sería su esposa años después. Dronne y los 150 soldados españoles fueron los primeros en entrar en París el 24 de agosto de 1944, hace hoy 70 años. Los miembros de la Resistencia ya se habían rebelado, pero París seguía bajo control germano.
Raymond Dronne. Leclerc ordenó a Dronne que se infiltrara en la ciudad con los republicanos españoles. El teniente Amado Granel y sus hombres fueron los primeros en dirigirse al corazón de la ciudad, hasta la puerta del Ayuntamiento. Horas más tarde, el extremeño Antonio Gutiérrez, el aragonés Antonio Navarro y el sevillano Francisco Sánchez rompieron heroicamente la última defensa germana que se hallaba en el Hotel Meurice, sede del Alto Estado Mayor alemán, provocando la rendición definitiva de los nazis. La Nueve, como se conoce a aquella división formada por españoles al mano del capitán Dronne, hizo más de diez mil prisioneros. A las diez de la noche París ya era una fiesta.
Raymond Dronne recogió en sus memorias el estado de ánimo de aquellos españoles tras la conquista de París: «Qué emoción para aquellos hombres, combatientes de la libertad. París era un extraordinario símbolo para ellos». No fueron los únicos halagos: «En su gran mayoría, no tenían espíritu militar, eran incluso antimilitaristas, pero eran magníficos soldados, guerreros valientes y experimentados». El mismísimo Charles de Gaulle les concedió el honor, el día 26, de encabezar el victorioso desfile militar por los Campos Elíseos. Los hombres que habían combatido en España y África, desembarcado en Normandía y liberado París, también liberaron Alsacia e incluso llegaron al búnker de Hitler, al ‘Nido del Águila’, en Berschtesgaden. Sólo 16 vieron el fin de la guerra. Memoria y honor para los héros de La Nueve.