La intranquilidad entre los residentes del barrio pozano El Cristo aumenta con el paso de los años, tras comprobar que las fracturas en algunas formaciones rocosos del entorno del Castillo son cada vez más notables. El alcalde de la localidad, Domingo Núñez, ajeno al problema hasta el momento en el que tomó posesión, se ha comprometido a contratar el servicio de una empresa especializada para que realice un estudio geológico de toda la zona, con el fin de «prevenir posibles desprendimientos» que afecten casas o carreteras.
Las bajas temperaturas y el agua que filtran las piedras en una zona especialmente húmeda han provocado grietas que, según Cecilio Pérez, un vecino que acude habitualmente al entorno a observar las modificaciones del terreno, han «aumentado de tamaño en los últimos años, en concreto en una roca escarpada de gran tamaño que se alza a unos 500 metros del pueblo. Al congelarse y descongelarse el agua acumulada en los recovecos, la fuerza del hielo ha causado un efecto de cuña que ha fracturado el peñasco, un hecho que puede ocasionar derrumbes», explica.
El pozano no recuerda con exactitud la fecha en la que una gran piedra rodó por la colina desde lo alto de la parte derecha de la muralla y acabó «literalmente incrustada» en el interior de una vivienda. «Entonces no hubo que lamentar daños personales porque el propietario se encontraba fuera en ese momento, pero sí importantes pérdidas materiales», rememora.
Desde entonces ha trasladado la situación en más de una ocasión a la corporación municipal, pero hasta ahora no le han prestado la atención que «el asunto merece». Su hijo, Vicente Pérez, conocedor de la zona, también alerta sobre otros derrumbes sin riesgo, por el momento. «El pasado año cayeron dos grandes pedruscos por la pendiente de la izquierda del Castillo que, afortunadamente, no alcanzaron ningún inmueble pero frenaron bastante cerca de un camino próximo a la finca donde construirán el helipuerto».
Ante el posible riesgo existente, Núñez y su equipo no dejarán pasar más tiempo sin tomar cartas en el asunto y han trasladado el tema a «profesores de Geología de la Universidad de Salamanca y del País Vasco y a un geólogo procedente de Poza» para recibir asesoramiento y saber cómo actuar en estos casos. Por el momento desconoce la inversión final que supondrá la evaluación de los posibles peligros aunque según las cifras que ha estipulado Esperanza Martín, arqueóloga del proyecto de excavación de Flavia Augusta, «calculamos que la contratación del servicio rondará entre los 15.000 y 20.000 euros», añade.
A partir de los datos obtenidos, «valoraremos las alternativas para evitar desprendimientos. Con esto no queremos alarmar a los ciudadanos, pero sí compartir con ellos que hay preocupación y que queremos buscar soluciones por prevención», aclara el regidor.
Una fortaleza segura. Desde que hace ya quince años una gran roca descendió desde lo alto para acabar en una vivienda del barrio alto de la villa, no se ha registrado ninguna otra caída de piedra que llegara a la localidad ni a los caminos. A pesar de que el estudio previsto se llevará a cabo por zonas colindantes a ambos lados del castillo de los Rojas, Domingo Núñez deja claro que los restos de la edificación «no presentan mal estado ni riesgo de derrumbe». De hecho, junto a la fortaleza instalaron bancos y mesas ya que se trata de uno de los atractivos que más llama la atención de la localidad.