El viejo Mercado Norte ya es historia en Burgos después de 57 años. El viernes pasado cerró sus puertas definitivamente y ayer las abrió por primera vez al expectante público el provisional. Prácticamente los mismos comercios que resistieron hasta el final, pero en un nuevo lugar. Más accesible, más luminoso, más actual… pero temporal, aunque la alcaldesa reconociera en su inauguración oficial que servirá a los burgaleses durante «bastantes años». Literal. Así que va para largo lo de la futura dotación.
De momento, Ayala apuesta por una «demolición temprana» de la antigua, que no se demore en el tiempo su derribo y que arranque «a finales de este año o principios del siguiente» a más tardar. Para que el castigado edificio no caiga en el abandono en pleno corazón de la ciudad. Ya veremos.
Porque también el mercado (no tan) provisional iba a estar en funcionamiento en julio, pero los comerciantes no iniciaron su actividad hasta ayer. Eso sí, lo hicieron ilusionados por esta nueva etapa que se abre y ante una clientela que pese a la intensa lluvia matutina no quiso perderse el estreno. Al mediodía, doy fe, incluso resultaba complicado transitar entre los 28 puestos por el gentío. ¿Clientes?, ¿curiosos?
Habrá que esperar para comprobar si la fenomenal respuesta en el estreno es fruto de la novedad o la ciudadanía se siente atraída por este nuevo espacio que reúne a los comercios de casi siempre. Ya no está Sole, que se jubiló meses antes de que el viejo mercado bajara la persiana, pero continúa Frutas Antonio, Pescaderías Ana, Charcutería Paula y Javier, Pollería Somoza, Panadería Isabel... y muchos más que amanecen muy temprano cada día para preparar el género y acercárnoslo a nuestras casas.
Aunque ya no me pille a un paso, nos veremos muchos sábados...