Era la noticia que los profesionales de la sanidad burgalesa llevaban más de 20 años esperando, la llegada, por fin, de los estudios de Medicina a la Universidad de Burgos (UBU). Sus representantes, tanto en los órganos colegiados como en los sindicatos, aplauden la decisión de la Junta de implantar la titulación a partir del curso 2026-2027, «sobre todo porque va a contribuir a impulsar la fidelización de médicos» en la provincia.
Esa va a ser la principal y más beneficiosa consecuencia que va a provocar la apertura de la Facultad de Medicina en Burgos, «el de paliar la escasez de facultativos que eligen la provincia para ejercer su profesión». Son palabras del presidente del Colegio de Médicos, Joaquín Fernández de Valderrama, quien explica que el inicio de esta titulación en la UBU «va a evitar la salida a otros territorios de burgaleses que quieren estudiar Medicina en su provincia pero también va a atraer a jóvenes de otros lugares a nuestra Universidad».
Este doble efecto va a hacer posible que «entre los 18 y los 27 años (la duración del grado más el periodo de residencia) muchos futuros médicos hagan su vida en Burgos, con lo que las posibilidades de que se queden a trabajar en hospitales o centros de salud de la provincia son mucho mayores». Esta circunstancia coadyuvará a que «no haya que estar todos los años pendientes de concursos de traslados para cubrir las plazas que se generan en Burgos», explica el presidente colegial.
Ahora bien, Silvia López, secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse, advierte de que la Administración regional no puede olvidarse de que «para retener a los profesionales hay que tomar otras medidas, como lo son mejorar los contratos (haciéndolos más largos), subir las retribuciones y mejorar las condiciones laborales en lo relacionado con la conciliación, «porque si no se corre el riesgo de que la sangría de sanitarios que se van fuera no se detenga». Ella explica que en Burgos hay Escuela de Enfermería y «muchas de las tituladas y titulados» optan por marcharse a otros lugares con mejores condiciones, «por ejemplo el País Vasco».
Sobre las dificultades que han pronosticado decanos de otras facultades, como la de Valladolid, para encontrar docentes, Fernández de Valderrama es optimista y confía en «el bagaje de la UBU con Ciencias de la Salud, que ya cuenta con un buen plantel de profesores». Asimismo, recuerda que la Escuela de Enfermería se ha nutrido históricamente de profesores que son médicos en Burgos. Y avanza que la institución que dirige va a animar a sus colegiados «a doctorarse» con el fin de que puedan convertirse en docentes de la futura facultad. «Estoy completamente seguro de que en Burgos hay numerosos médicos que están deseando formar parte del claustro de la nueva facultad», señalaba ayer a este periódico.
Raúl Soto, presidente del Colegio de Enfermería, celebra también la noticia. En primer lugar, «porque va a representar un alivio para muchas familias burgalesas que se ven obligadas a hacer un desembolso importante para que sus hijos estudien medicina fuera». Y, en segundo lugar, «porque esta titulación va a generar un ecosistema en la provincia de Burgos que será muy favorable a la llegada y a la retención de sanitarios, sin olvidar que para que se queden la Administración también debe tomar otras medidas».
En todo caso, todos los actores que representan a los colectivos sanitarios coinciden en señalar que «este es un triunfo de la sociedad burgalesa y de la UBU, que se han empeñado en los últimos años en conseguir los estudios de Medicina y por fin se ha logrado». A partir de este momento, Junta y UBU «deben ser ágiles para que esa facultad sea una realidad en las fechas previstas».