Por si fuera poco fastidio tener que prestar y recibir atención sanitaria en un barracón de obra, hacerlo en uno que ha sido vandalizado y huele a vómitos de los que hacen botellón en sus inmediaciones es de premio. Los gamberros se cebaron en la noche del lunes con las casetas de obra que hacen las veces de consulta en el centro de salud García Lorca, ese que ya tenía que haber sido cerrado y sustituido por el que se levanta en el Silo.
Partieron barrotes de las ventanas, causaron un pequeño incendio que afectó a la instalación eléctrica y se aliviaron después de haber bebido más de la cuenta. Sí, porque las traseras de la biblioteca Gonzalo de Berceo se han convertido en un foco de botellón, donde sus participantes se sienten protegidos por el pequeño laberinto al que ha dado lugar la colocación de esos barracones.
Los profesionales sanitarios se toparon ayer con este lamentable panorama cuando fueron a trabajar, por lo que llamaron a la Policía Nacional, que envió varios efectivos -Policía Científica incluida- con el fin de investigar lo sucedido. En principio los hechos han sido considerados como un delito de daños, si bien todavía no hay ni investigados ni detenidos.
Durante toda la mañana, dos técnicos permanecieron en el lugar reparando el desaguisado con el fin de que las casetas puedan volver a usarse en estos días, aunque ayer la afluencia al centro de salud no era masiva.
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