La familia de holandeses que aterrizó en Bárcena de Bureba a principios de año disfruta de sus primeras vacaciones de verano en el pueblo que adquirieron. Pero no lo hacen solos. Rick, Mirthe y Vos Van Hezik iniciaron hace unos días su viaje en caravana por la provincia con la intención de conocer personalmente a Maaike, Tibor y las pequeñas Trisa y Riva, sus futuros vecinos. Estos no serán los únicos que abandonarán los Países Bajos para asentarse en la localidad de continuo ya que esperan la llegada de «otras cinco en 2025», declara con entusiasmo el matrimonio.
Mientras los tres niños corretean por las calles empedradas y se bañan en el río para combatir las altas temperaturas de las últimas jornadas, los adultos rematan la instalación para potabilizar el agua y el baño, ubicado en la vivienda de mayor tamaño que transformarán en el espacio para los voluntarios que participen en la rehabilitación de la aldea, semideshabitada desde hace décadas. Carlos, de Burgos, reside allí desde enero.
Bárcena ha pasado del anonimato a la escena pública en cuestión de meses y la adquisición de la mayor parte de los inmuebles por parte de Geurts y Strausz - por 350.000 euros- y el proyecto de bosque comestible que allí desarrollarán ha llegado a oídos de ciudadanos de «varios países», comenta la propietaria. Por ahora, media docena de compatriotas les han trasladado su intención de instalarse en la localidad y otros tantos, incluida una mujer de Bilbao, participarán durante el mes de agosto en diferentes actuaciones previstas con las que el pueblo cogerá forma.
Para la reconstrucción del interior de las edificaciones emplearán madera de paulownia, un árbol frondoso de crecimiento muy rápido del cual se aprovecha también la flor. Su madera está considerada como un buen aislante térmico y acústico y los 120 ejemplares que cultivarán esperan en las campas a ser plantados, al igual que algunos frutales. Asimismo, con ayuda de una pequeña excavadora construirán varias balsas en las que acumularán agua y terminarán el sistema de riego, compuesto por más de 600 metros de tubos.
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