La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Burgos ha comenzado hoy el juicio contra el empresario de Canicosa de la Sierra José Antonio A.P. y el ciudadano rumano Cosmin L., a los que la Fiscalía acusa de haberse asociado para traer a la localidad burgalesa a recolectores de setas como mano de obra barata y al margen de la legalidad, además de hacinarlos en una nave propiedad del primero en malas condiciones. Ambos han negado las acusaciones y han sostenido, al igual que varios testigos, que los trabajadores llegados del este tenían libertad de movimientos y que además ofrecían la mercancía al postor que más les pagaba por los hongos cada día.
Cada uno de ellos se enfrenta a 8 años de prisión, 6 por tráfico de personas y otros 2 por un delito contra los derechos de los trabajadores. La denuncia partió de un familiar del acusado rumano, que tras participar en parte de la campaña huyó a Quintanar de la Sierra y después acudió a la Guardia Civil para relatar que trabajaba durante muchas horas en condiciones lamentables y con la carta de identidad retenida por Cosmin.
José Antonio A.P. ha explicado a la Sala que no tenía ningún vínculo laboral con las personas que llegaron a la campaña de recogida de boletus y níscalos de 2015 y que compraba a todo el que le llamaba ofreciéndole mercancía, no solo a unas personas determinadas, tanto rumanos como españoles. "Lo único que hice fue dejarles entrar en la nave, por no tener problemas y por caridad", ya que si no se echaban a dormir en cualquier sitio. "En refugios, en furgonetas... Donde podían", ha detallado para negar que llegaran a juntarse cerca de 200 personas, como sostiene el atestado de la Guardia Civil. Su presencia en la localidad generó quejas en toda la comarca, al responsabilizarles de hurtos, peleas y escandaleras varias en el entorno de los supermercados y los bares a los que acudía, además de varias intervenciones de la Benemérita, tanto en el monte como en el casco urbano, donde dormían en más de una nave.
A preguntas de la fiscal ha considerado "imposible" establecer un cálculo de los ingresos de uno de estos recolectores, porque depende de muchos factores, como la suerte y la meteorología. Además, el empresario de Canicosa ha asegurado que "van cuando les da la gana. Hay muchos días que se emborrachaban por la noche en el bar y no quieren ir, otros que tienen frío o que llueve", ha añadido.
Mientras, Cosmin L. ha negado ser el encargado de ninguna cuadrilla de recolectores, ni siquiera de la que él formaba con sus hermanas, cuñados y el denunciante de este caso, al que ha definido como una persona "inestable", con problemas con el alcohol y con una novia. Transportista de profesión, acudió en 2015 a la campaña en Canicosa porque estaba en paro y necesitaba ingresos. "En días buenos te podías sacar 200 euros", ha desvelado.
(Las declaraciones completas de los dos acusados y la de un guardia civil y otros testigos, en la edición impresa de Diario de Burgos de este jueves)