La gerencia del HUBU está tratando de aliviar la sobrecarga de los servicios de Neumología y Medicina Interna con la creación de unos grupos de trabajo conformados por profesionales de otras especialidades del complejo, que no tienen por qué estar directamente relacionadas con el tratamiento de enfermedades infecciosas. Esta reorganización se plantea en previsión de lo que pueda ocurrir las próximas semanas, para las que el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, así como la consejera de Sanidad, Verónica Casado, prevén una situación «dramática».
Neumología y Medicina Interna tenían ayer a su cargo a 105 pacientes con la enfermedad del coronavirus en planta (99 con diagnóstico confirmado y cinco sospechosos), un abultadísimo grupo de enfermos infecciosos que se suma a la patología de ingreso habitual en estos servicios. Semejantes cifras de covid-19 en planta solo se han visto en dos momentos de este año: el fin de semana del 22 de marzo, en pleno incremento de ingresos del primer pico pandémico, y el 25 de abril, ya en descenso.
La situación ahora es de aumento abrupto de contagios e ingresos, pero nadie sabe hasta dónde va a llegar. El contexto es distinto al de marzo y no hay un modelo que permita apuntar cuándo se va a producir el pico de máxima incidencia. La única certeza es que la provincia soporta un incremento diario constante de nuevas infecciones confirmadas. El miércoles se diagnosticaron 310 nuevas infecciones en los 37 centros de salud de toda la provincia, un máximo de la pandemia que conlleva un aumento significativo de la incidencia acumulada en 14 días:635,3 positivos por cada 100.000 en la provincia y 664 en la capital (siempre en proporción a la misma referencia de población). «Ya no estamos en fase de contención, sino de transmisión comunitaria del virus», dijo Verónica Casado en su comparencia de ayer en Valladolid, en alusión al hecho de el SARS-CoV-2 está tan extendido que ya no es posible saber ni dónde ni cómo se contagia una persona. «La situación es muy grave», remachó.
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