La restauración del sepulcro de Fuentepelayo costará 190.000 €

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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La obra de Gil de Siloé, que se ubica en la capilla de Santa Ana o La Concepción, está afectada por las humedades, que la está desintegrando a toda velocidad

Esta joya del gótico florido, a la que no se pueden acercar los visitantes, necesita urgentemente esta intervención. - Foto: Valdivielso

Es una actuación urgente y el tiempo corre en contra: cada día que pasa, esa joya del siglo XV que es el sepulcro del arcediano Fernando Díaz de Fuentepelayo, que se ubica en la capilla de Santa Ana o La Concepción de la Catedral, se deteriora notablemente. Juan Álvarez Quevedo, delegado diocesano de Patrimonio y capitular responsable de la parte artística del primer templo metropolitano, señala con dolor las zonas de la obra de Gil de Siloé que se están desmoronando o directamente deshaciendo. «Hace poco tuvimos que retirar una pieza porque se estaba cayendo», señala apuntando una grieta. Las humedades subterráneas y laterales están condenando esta maravillosa obra, hoy protegida del visitante por unos bolardos, pero el Cabildo ya está en el camino para abordar su rehabilitación: ya han concluido los estudios previos (a falta de unos análisis químicos) y está a punto de rematarse el proyecto que se presentará a la Comisión Regional de Patrimonio, encargada de dar el visto bueno a la actuación.

 

«Es importante empezar cuanto antes. El deterioro va a más. Esperamos poder iniciar la restauración este mismo año, en unos meses», explica Álvarez Quevedo, que cifra en alrededor de 190.000 euros el coste de la misma. Una notable cantidad que será sufragada entre el Cabildo y la Junta de Castilla de León (a través de una subvención directa de la administración regional a la Diócesis). «Ahora estamos tramitando tres de estas subvenciones, que son bianuales. Queremos que este proyecto entre en la ayuda 2024/2025 y la rehabilitación pueda dar inicio este mismo año, en torno al verano, una vez pase por la comisión».

Esta joya del gótico florido, a la que no se pueden acercar los visitantes, necesita urgentemente esta intervención.Esta joya del gótico florido, a la que no se pueden acercar los visitantes, necesita urgentemente esta intervención. - Foto: Valdivielso

El Cabildo quiere afrontar, también,  la limpieza del sepulcro de Alonso de Cartagena


El equipo redactor, dirigido por los arquitectos José Manuel Álvares y Javier Garabito, ha concluido que el estado de esta joya del gótico florido «está muy mal. La razón técnica estriba en las humedades que entran por capilaridad, especialmente por el subsuelo. Se trata de una piedra especial, que tiene unos poros muy reducidos, que admite humedades, pero no las expulsa, no las seca. Las sales se quedan dentro y revientan la piedra», explica Juan Álvarez Quevedo. Esculpido con piedra de Briviesca, como la de la girola, el sepulcro padece similares problemas de filtraciones de agua que ésta. El llamado 'mal de la piedra' que tanto daño ha hecho en la Catedral.

Un gran personaje. Fernando Díaz de Fuentepelayo fue hombre de confianza y criado muy antiguo del obispo Acuña, como reza en una inscripción. Fallecido en 1492, el arcediano es representado en efigie yacente, con libro en las manos y acompañado de un paje. En el frontal hay relieves que representan el Nacimiento y la Adoración de los Reyes Magos; el conjunto se completa con la Anunciación, Dios Padre y ángeles portando el escudo de Fuentepelayo. Atribuido a Gil de Siloé, en esta obra también pudo trabajar Simón de Colonia.

Álvarez Quevedo señala algunas de las partes más afectadas.
Álvarez Quevedo señala algunas de las partes más afectadas. - Foto: Valdivielso

Según ha confirmado Juan Álvarez Quevedo a este periódico, el Cabildo está pensando en abordar la restauración de otro sepulcro, el de Alonso de Cartagena, aunque este último no es urgente. «Se trataría de una restauración más sencilla. Es más una cuestión de limpieza, de quitar grietas...», apostilla el capitular. Este sepulcro, que también es obra de Gil de Siloé, se encuentra en la capilla de La Visitación sobre una cama de Juan de Colonia. La obra, de busto yacente, está realizada en alabastro y recuerda a los sepulcros de Juan II e Isabel de Portugal de la Cartuja de Miraflores.