Un parque amenazado por el éxito

Ó.C. / Miranda
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La zona de juegos infantiles del Antonio Machado se satura, mientras que en el resto de Miranda de Ebro los espacios pierden atractivo

Imagen de la zona de juegos del parque Antonio Machado, con los bancos llenos de abuelos y padres. - Foto: Ó.C.

La natalidad baja en Miranda, aunque existe un punto en el que ese descenso pasa desapercibido: el parque Antonio Machado. Su zona de juegos se techó hace unos años y se dotó de un equipamiento más actual. Pese a las críticas y toda la polémica que rodeó la cubierta proyectada, con el paso del tiempo no hay duda de que aquella actuación triunfó. Sin embargo, ahora este espacio está amenazado por su éxito, porque atrae a tantos vecinos que en ocasiones «está muy masificado y no es tan grande como para tener a tantos niños», explican David yEva.

Minerva, Iratxe yLis expresan la misma sensación. «Eso acabó de decir, que está plagado», afirman, al tiempo que evidencian un problema arrastrado del gran uso: la falta de limpieza. «Está muy sucio, el suelo y la zona donde los niños ponen las manos porque lo lavan solo con agua y no es suficiente», explica Iratxe, mientras que David y Eva se detienen en que la lluvia no elimina la suciedad del firme de caucho, pero los servicios municipales tampoco ponen remedio.

Más allá de esta necesidad, hablan de la falta concreta de columpios. Solo hay dos y, aunque están adaptados para los más pequeños, acuden menores de todas las edades. Incluso fruto del uso muestran la única gran queja respecto al mantenimiento, ya que debajo de uno de ellos hay un gran agujero. «Propongo a la alcaldesa que ponga un cronómetro para evitar discusiones», bromea Minerva, quien junto a sus dos amigas se pregunta el motivo por el que no se colocaron más elementos de este tipo cuando hubo que remodelar la zona después de que se quemara el techo.

Más allá de ese aspecto, todos los progenitores cuestionados indican que el verdadero condicionante es que el parque del Antonio Machado está mucho mejor equipado que el resto y eso multiplica los usuarios. «Aunque los otros no estén del todo mal, te mojas, no tienen sombra y no se puede estar», afirma Eva, quien indica que, por ejemplo, en el del final de la carretera Logroño, «por la tarde va gente, pero por la mañana no hay nadie, porque directamente quema». 

Además, mencionan otras áreas de juegos infantiles, como el de La Pasionaria o la que hay en el parque Antonio Cabezón, puntos con un equipamiento más reducido y pensado para edades más tempranas de tres o cuatro años, «pero yo que tengo de dos edades el mayor se aburre», lamenta Minerva, quien junto a las otras dos madres resumen: «Se tiene que equipar bien otro para distribuirnos».

Una visita por otros sirve para comprobar que lo que se dice en el Antonio Machado responde a la realidad. En el de La Pasionaria o en el Antonio Cabezón la asistencia es mínima, aunque en este segundo los abuelos que columpian a sus nietos indican que acuden «porque les gusta la arena, pero sí que es cierto que pega mucho el sol y no se puede estar», reconoce Jesús Mari y Matilde. En el de La Pasionaria, Lorena y Nuria admiten que echan en falta columpios y reiteran el problema de la falta de techo, y no solo por el agua o el sol, ya que puntualizan que «hay poca iluminación y en invierno cuando anochece pronto a partir de las seis se hace difícil venir».

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