La lentitud de los trámites administrativos no hace que los vecinos de Villatuelda cejen en su empeño de luchar contra una granja de cerdos en su término municipal. Comenzaron sus acciones en abril de 2018 al conocerse los primeros pasos del proyecto y ahora han reactivado su movilización con más de 2.000 firmas, en un pueblo de 20 vecinos, oponiéndose a que se instale en esta localidad una granja para 799 animales. «Así no necesitan pedir la declaración de impacto ambiental y tienen más fácil que les den la autorización», lamenta esta treta administrativa Mauro González, uno de los vecinos implicado en las acciones contra esta instalación ganadera.
El motivo que les ha llevado a revitalizar la actividad contra este proyecto la explica González en que «antes era sólo una idea y ahora ya han presentado el proyecto en el Ayuntamiento». Después de una reunión a la que acudieron más de medio centenar de personas, han 'empapelado' varios edificios de la localidad, como sus palomares tradicionales, con grandes pancartas en las que queda claro la oposición a esta granja de cerdos.
«Esto siempre ha sido un pueblo tranquilo y ahora nos quieren poner esta fábrica de purines en un paraje con arroyos, donde todavía hay hasta cangrejos autóctonos, de los pocos que quedan por ahí», apunta González, como uno de ecosistemas que podrían verse afectados por la instalación de esta granja. Para apoyar su postura, se han puesto en contacto con un colectivo ecologista, con la Confederación Hidrográfica del Duero, con las bodegas ubicadas en su entorno y con los municipios de alrededor. «Nos la quieren poner aquí, pero se van a ver afectados otros pueblos como Olmedillo de Roa, Sotillo de la Ribera, Torresandino...», enumera González algunas de las localidades que también se podrían ver afectadas por la implantación de una granja en su entorno.
Conscientes de que, durante la época invernal son pocos los vecinos que residen en el municipio, los promotores de esta acción reivindicativa avisan que no van a parar y anuncian que están preparando más acciones de cara a los meses de verano, para poder mostrar la fuerza vecinal que apoya esta lucha. Porque, aseguran, este proyecto tendrá «negativos efectos medioambientales como contaminación por nitratos de los acuíferos, alto consumo de agua, malos olores producidos por el purín y afección de los cultivos mayoritarios en la zona, especialmente el cereal y la vid» además de «una escasa influencia en la generación de empleo» de la zona.