Durante cinco minutos, los agentes de la Policía Local tuvieron que llamar «insistentemente» hasta que desde el interior de la vivienda en la que se estaba celebrando una fiesta se accedió a abrir la puerta. Lo que no se podían imaginar es que después de trasladar las molestias que el ruido de esa celebración nocturna estaba provocando en otros domicilios, se encontraran con que la denunciada les respondiera que «me la sudan los vecinos y las denuncias que me pongan porque tengo cien en un cajón». A lo que añadió «en actitud desafiante», según recoge el parte policial, que «pensaba volver a poner la música cuando nos hayamos ido».
La reacción de esta ciudadana no solo no evitó la denuncia sino que ha provocado que en el servicio de Medio Ambiente y Sanidad se haya iniciado un expediente sancionador en el que no solo se tiene en cuenta que el nivel de ruido superaba los decibelios permitidos, sino que se interpreta una «intencionalidad por parte de la denunciante» de vulnerar la normativa al mostrar un «completo desprecio a los vecinos, generando claramente molestias a los mismos».
Dicho de otra manera, de la resolución se desprende que esa intencionalidad dentro de una infracción que está tipificada como «grave» es lo que hace que la multa no se haya quedado en los 600 euros (el mínimo para este tipo de infracciones) y se haya duplicado hasta alcanzar los 1.200.
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