La clase médica está soliviantada. Hace unas semanas se conoció que el proyecto de reforma del Estatuto Marco, que es el documento que incluye las condiciones laborales del personal del sistema sanitario público y que no se renueva desde el año 2003, incluye una propuesta para prohibir que los jefes de servicio y sección de los hospitales públicos no puedan compaginar esa actividad con tener una consulta privada en su horario libre. Se trata de una práctica bastante habitual entre los profesionales de la Medicina del sector público con la que ahora el Ministerio de Sanidad quiere terminar apelando a que se debe poner coto a los «conflictos de intereses», según expresó su titular, Mónica García. La respuesta generalizada por parte de los directamente interpelados está siendo muy negativa en todo el país.
No ha sido una excepción Burgos. En el principal hospital de la provincia un poco más de un tercio de los jefes de servicio tienen actividad privada fuera de su horario laboral (algo más frecuente en los del ámbito quirúrgico que en el médico, probablemente por los irrisorios precios que pagan las aseguradoras por consulta, como se ha denunciado en varias ocasiones por la vocalía de Libre Ejercicio del Colegio de Médicos) y los que han aceptado expresar su opinión sobre esta medida -algo que se ha intentado boicotear desde el centro- lo han hecho rotundamente en contra. Incluso un responsable que solo trabaja para la sanidad pública también ha mostrado argumentos por los que no ve que sea una buena idea.
El 35% trabaja en la calle además de en el hospital y son más los cirujanos que los médicos
Uno de los más veteranos, Emilio Gutiérrez, jefe del servicio de Urología y con consulta privada desde 1987, asegura no entender el sentido de esta prohibición por cuanto se trata del tiempo libre de unos trabajadores, mandos intermedios en este caso, «que tienen derecho a hacer aquello que deseen, siempre y cuando mande en su actividad la seriedad y la ética y respetando escrupulosamente la separación entre un sistema y el otro». El médico y cirujano reflexiona también sobre el hecho de que «todo el mundo» en el sistema conoce algún caso en el que esto no se cumple, pero asegura poner la mano en el fuego «por el 99,99%» de sus compañeros y, en este sentido, subraya se ha encontrado con algún paciente en su consulta privada que le ha insinuado que podía beneficiarle en el hospital público «a lo que siempre me he negado de forma rotunda».
Gutiérrez hace referencia, por otro lado, a cuando la justicia tumbó el complemento de exclusividad que los médicos que no trabajan en la privada cobraban a mayores de su nómina del hospital, «porque se entendió que a igual trabajo, igual sueldo», una decisión que fue tomada por la Consejería de Sanidad de Castilla y León. En unos meses se van a cumplir 20 años de la convocatoria de huelga que llevó a cabo la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) en Burgos -fue en mayo de 2005- precisamente para presionar a la Junta y obligarle a que dejara de pagar ese complemento de exclusividad pidiendo que se mantuviera el axioma de a igual trabajo igual salario, lo que luego se ganó en los tribunales. La CESM, en la actualidad, ha calificado de «inaceptable» el régimen de incompatibilidades para los jefes del sistema sanitario público.
El departamento de Mónica García pretende acabar con los «conflictos de interés»
José Manuel Gutiérrez Dueñas, jefe del servicio de Cirugía Pediátrica y que también trabaja de forma privada, cree que se trata de «una receta antigua para tiempos nuevos que no va a aportar beneficios al sistema público de salud» y «una medida anacrónica y coercitiva». A su juicio, la gestión debe «perseguir la excelencia» y considera que de esta manera no solo no se va a alcanzar sino que «se corre el riesgo de perder talento». Preguntado por si cree que, como dice la ministra García, se trata de prevenir conflictos de intereses, Gutiérrez asegura que los jefes de servicio y de sección -que también se verían aceptados por esta medida si llega a ser aprobada- son mandos intermedios de gestión del hospital que deben tener «un comportamiento ético y profesional y un compromiso con el hospital».
El cirujano pediátrico recuerda que son nombrados en convocatoria pública, que su cargo se evalúa cada cuatro años «y que pueden ser cesados de forma urgente si la dirección del hospital lo considera justificado»: «Generalizar siempre ha sido malo, no se puede prejuzgar que todos los jefes que compatibilizan su desempeño lo hacen con conflicto de interés particular. Además, la Administración dispone de muchos mecanismos de control para evitarlo y lo que debe hacer es ejercerlos».
Siempre tiene que imperar la seriedad y la ética y es así en el 99,99% de los casos»Emilio Gutiérrez, urólogo
Condiciones laborales. Considera, en otro orden de cosas, que algunas de las razones por las que los médicos que trabajan en la sanidad pública también lo hacen en la privada son las «malas condiciones laborales que ofrece el sistema como contratos temporales en precario, la ausencia de flexibilidad o la ausencia de salarios competitivos en base a competencias, capacidades y funciones a desarrollar en la organización».
El neurocirujano Pedro Delgado, responsable de esa área, considera que compaginar el trabajo público y el privado «aporta beneficios tanto a los profesionales como al sistema en su conjunto, siempre que se haga con transparencia y respetando la normativa vigente». Opina que la práctica privada permite a quienes ejercen su especialidad «mantenerse expuestos a una mayor variedad de casos clínicos y técnicas quirúrgicas que en algunos casos pueden no ser habituales en la sanidad pública debido a limitaciones de recursos o al perfil específico de los pacientes atendidos», lo que se traduce en mejora de competencias técnicas, habilidades quirúrgicas y una transferencia de conocimientos a la práctica pública «que beneficia directamente a sus pacientes».
Si se implanta esta medida se corre el riesgo de perder talento»José Manuel Gutiérrez, cirujano pediátrico
Pone el foco, además, en que «a menudo» el sector público no puede ofrecer remuneraciones competitivas en comparación con otros países o con el sector privado, «algo fundamental en un momento en el que fidelizar profesionales de alto nivel es cada vez más complicado para la sanidad pública, por lo que la posibilidad de compaginar permite mantener a los mejores especialistas dentro del sistema y aumentar la motivación y satisfacción profesional reduciendo, así, el desgaste o síndrome de burnout asociado a la alta presión asistencial del sistema público».
Delgado considera que la coexistencia de ambos sectores no es excluyente sino complementaria y «fortalece la red sanitaria global permitiendo un uso más eficiente de los recursos»: «La dualidad entre ambos sectores fortalece la calidad asistencial, fomenta la retención de talento y garantiza un sistema sanitario más equitativo, eficiente y complementario.
La coexistencia de los dos sectores fortalece la red sanitaria global»Pedro Delgado, neurocirujano
El caso del jefe del servicio de Oftalmología del HUBU, Javier Jiménez, es singular. Él solo trabaja en el centro sanitario público, pero tampoco ve con buenos ojos que desde el Ministerio de Sanidad se prohíba hacerlo en una consulta privada. Cree que se trata de una medida discriminatoria «y nadie merece ser discriminado porque cada ciudadano gestiona su tiempo libre como considera». Se refirió también a la supuesta conductas deshonestas que quiere evitar Sanidad: «Todas las personas tienen la presunción de inocencia. Es posible que si hay actividad privada puedan existir conflictos de intereses, pero también pueden existir aunque no se tenga actividad privada».
¿Y cuál cree que son las razones por las que muchos de sus compañeros trabajan mañana y tarde? «Posiblemente por el legítimo derecho de querer ganar más dinero y también conocer otro tipo de medicina dónde el médico puede organizar su agenda de trabajo con el número de pacientes que considera pueda atender y no como en la sanidad pública, donde el número de pacientes citados puede ser excesivo para dar una atención de calidad y el médico no tiene ninguna opción de hacer nada… Parece ser que en la actividad privada el médico es mucho más respetado y su trabajo más apreciado».