Goran Huskic ha vuelto a ser feliz en A Coruña. Allí, a las orillas de la playa de Riazor, está brillando y ha encontrado el equilibrio que le faltó en sus dos últimas aventuras en Alemania y Lituania, donde disfrutaba dentro de la pista pero le costaba hacerlo fuera de ella. «Ahora no solo soy yo, tengo familia y tengo que pensar en ella. Echábamos de menos España», asegura. A sus 31 años, el pívot serbio es un tipo mucho más maduro que cuando aterrizó en Burgos en 2016, ve las cosas con una perspectiva diferente y no duda en sincerarse sobre el pasado, el presente y el futuro.

¿Qué importancia tiene el partido de este domingo entre su equipo, el Leyma Coruña, y el Longevida San Pablo en la lucha por el ascenso?
Es muy importante para los dos equipos; hay mucho en la mesa. Además, estoy seguro de que será una maravilla de encuentro para las dos aficiones.

Tal vez tenga más presión el San Pablo por contar con una victoria menos que el Coruña...
Sí, tiene más presión, pero no solo por eso, sino porque es un club más grande, tiene expectativas más altas, más afición... Todo eso suma presión.

Cuando fichó por el Coruña, ¿esperaba estar peleando por la primera plaza a estas alturas del curso?
(Piensa) Sinceramente, yo vine a la LEBOro para esto. Si no hubiera pensado que podíamos estar ahí, no hubiera venido.                        

¿Su objetivo es ascender este año?
Vamos a intentar ascender este año, pero creo que si no se consigue hay menos presión que en el Estudiantes o en el San Pablo porque aquí nunca ha ocurrido y nadie se va a enfadar mucho.

¿Qué le convenció para volver a España?
Estuve dos años en Lituania y Alemania y, en mi opinión, la calidad de vida de mi familia bajó mucho. Jugué muy bien en las dos ligas, pero en el ámbito familiar estábamos sacrificando mucho y necesitábamos volver a disfrutar no solo del deporte, sino de la vida. Echaba mucho de menos España. Yo quería venir, no tuve ofertas de ACB  y llegué a LEB.

La llamada de Diego Epifanio, con quien brilló en Burgos, le convenció para decidirse por Coruña...
Sí, conozco a Epi desde hace muchos años y tenemos una buena relación. Aparte de eso, vi que el club estaba haciendo un esfuerzo por formar un buen plantel. Cumplía con todo para fichar.

En verano hubo runrún sobre su vuelta a Burgos, ¿pudo haber acabado en el San Pablo ?
Hablamos en verano, pero no hubo un acuerdo. No pasa nada, es parte del deporte.

Cuando estuvo en el San Pablo jugó de forma magnífica con Epi y ahora también lo está haciendo, ¿por qué rinde tanto cuando el burgalés está en el banquillo?
Él me entiende como persona. Los números que tengo ahora son parecidos a los de Lituania o Alemania en primeras divisiones, pero cuando trabajo con Epi peleo más por ese equipo porque siento que él valora lo que estoy haciendo en la cancha y siento ese respeto. No me malinterpretes, lucho por cada club al que voy porque soy profesional y muy competitivo, pero tener la confianza de tu entrenador te da un plus.

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El San Pablo no llega con la misma dinámica triunfal de la ida, ¿le ha sorprendido ese bajón?
La imagen que estaba dando el San Pablo hasta ese momento era la de que nadie podía ganarle, parecía invencible, así que todo el mundo se sorprendió un poco cuando perdió cuatro partidos seguidos. También te digo que en la primera parte de la temporada no tuvo envites complicados fuera de casa. Dicho esto, va a haber altibajos desde ahora hasta el final en todos los equipos de la liga. Nosotros estamos muy bien, pero es muy difícil seguir ganando y ganando. A veces, los partidos se deciden por muy poco y la película es diferente si ganas o si pierdes.

(La entrevista completa, en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos o aquí)