Que en un mundo atenazado por guerras, amenazas de crisis económicas y funestos augurios derivados del cambio climático, en el que los políticos se destrozan entre sí, antiguos regentes dejan pruebas de sus desmanes y la gente se manifiesta por la imposibilidad de acceder a una vivienda digna sin dejarse la vida en ello, la noticia que paralice a un país sea que La Oreja de Van Gogh y su hasta entonces vocalista separen sus caminos de una manera tan fría como traumática, miren, tiene su mérito.
La Oreja de Van Gogh era (o es, aún no se sabe) una banda de pop donostiarra que conoció un gran éxito a principios de siglo, con Amaia Montero como vocalista. Pop fácil, si quieren simple, pero tremendamente efectivo, que aupó a sus álbumes a lo más alto de las listas de ventas. Eran una formación aparentemente idílica que, tras once años, sufría en 2007 la primera pérdida de su vocalista. Amaia Montero dejó el grupo con la idea de comenzar una fructífera carrera musical en solitario. Y lo hizo, aunque quizá no del todo.
El resto de componentes de LODVG (no se preocupen si no los conocen, le pasa a todo el mundo) decidieron en 2008 fichar a Leire Martínez, a la sazón concursante de un talent-show televisivo, como encargada de dar nuevamente voz a La Oreja. Desde entonces han seguido cosechando éxitos, aunque quizá no ya al nivel del momento de su explosión, aunque durante todo este tiempo la alargada sombra de Amaia Montero ha estado siempre planeando sobre la carrera de la banda en general y de Leire en particular. Así, y tras diecisiete años llevando la voz cantante de Los Orejas, el pasado 14 de octubre, en un escueto y sorpresivo comunicado, se anunció el inesperado fin de esta etapa y, quién sabe si quizá el de la banda como tal.
No se sabe a ciencia cierta qué ha pasado, pero el efecto ha sido el de poner en el disparadero a Amaia y su posible vuelta a la formación y a los demás miembros del grupo como presuntos culpables de asestar una puñalada impía a Leire, la en su día salvadora del grupo, y no se sabe si por ego, por nostalgia o por el vil metal.
¿Moraleja? Anden siempre ojo avizor, porque si esto le pasan a gente famosa, qué no nos harán otros a quienes no somos nadie. Entre comillas.
@VladimirConV