Ortuño 'denuncia' "gritos y faltas de respeto" de Linaje

C.G. / Aranda de Duero
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María de las Viñas Ortuño explica que las malas formas y la presión por parte de varios miembros del equipo de gobierno la han llevado a dimitir como concejala de Aranda de Duero

Antonio Linaje, alcalde de Aranda, junto a María de las Viñas Ortuño en el pleno de diciembre.

La renuncia de María de las Viñas Ortuño como responsable del área de Personal atiende a algo más que un simple desacuerdo. Así lo manifiesta la propia exconcejala en un documento que ha presentado en el Ayuntamiento, un día después de dimitir de su cargo. «Una discrepancia es no coincidir en algo, no que haya gritos y faltas de respeto», manifiesta Ortuño en declaraciones a esta redacción.

La exedil narra en un escrito de siete páginas la situación que ha vivido dentro del equipo de gobierno desde finales de noviembre y explica los momentos de mayor conflicto que le han llevado a tomar la decisión de abandonar su acta. «Después de lo que viví en diciembre no iba a volver, pero decidí no abandonar porque varias personas del Ayuntamiento me llamaron para que continuara con mi trabajo», añade que tras los hechos ocurridos el 15 del pasado mes no ha asistido a ninguna comisión, salvo al último pleno del año, el día siguiente a Navidad, «por responsabilidad política».

En la fecha marcada como el punto de inflexión, el 15 de diciembre, la concejala explica en su escrito, que había sido convocada a una reunión en la que se encontraban todos los miembros del equipo de gobierno. Tras varios gritos y desplantes del alcalde acerca de un supuesto mal trato por parte de la edil a una trabajadora municipal, Ortuño cuenta que abandona la sala llorando y con un ataque de ansiedad. Ante esta situación, Antonio Linaje le solicita hablar con ella a solas, algo a lo que finalmente accede. Durante esta conversación Linaje le recrimina a gritos que tiene que «tener empatía y que no puede ser así», ella insiste en que quiere marcharse y él responde nervioso: «Soy el alcalde y me estas desobedeciendo por cuarta vez». Tras esto, María de las Viñas abandona el lugar y se marcha a su casa.

A pesar del incidente, y de haber comunicado a una de sus compañeras de equipo su decisión de no regresar, Ortuño explica que vuelve para continuar su trabajo, «sola en mi despacho, con el técnico de personal y el oficial mayor». Sin embargo, la relación con el equipo de gobierno durante estas primeras semanas de enero no mejora y se ve empujada a tomar la decisión de abandonar el cargo. «Tengo los mensajes de mis propios compañeros pidiéndome perdón por lo que ha pasado», manifiesta, para dejar constancia de que no se trata de un mero desencuentro.

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