La Semana Santa se prolonga todo el año en casa de los Bárcena; da igual que sea Navidad, el 15 de agosto o el lunes de Pascua: siempre es buen momento para escuchar unas marchas. Las bandas de referencia son las sevillanas Tres Caídas de Triana y Las Cigarreras o la del Rosario de Cádiz; y, entre las agrupaciones, la de la Virgen de los Reyes o la de La Redención. Pero también tira el repertorio local, que fue el que despertó el interés de Gonzalo Bárcena padre, quien luego y sin querer, transmitió la pasión a sus tres hijos. «Somos unos frikis de la Semana Santa», dicen.
Todo empezó a comienzos de los noventa, cuando la cofradía de San Lorenzo -La Coronación de Espinas y de Cristo Rey-, a la que pertenecía Gonzalo Bárcena padre, se planteó la posibilidad de crear una banda de cornetas y tambores y él, que no sabía nada de música, se apuntó. «Lo hice por probar y ayudar, porque hacía falta gente. Empezar de cero fue difícil, pero escuché muchas cintas, las machacaba, y en casa metí muchas horas. Y así, con tesón y ganas, hicimos sonar la corneta», recuerda, matizando que un par de años más tarde, en 1993, ya llevaba la banda. Desde entonces solo ha fallado una Semana Santa, en la que «no sé si por agotamiento o por qué», decidió dejar la corneta en el estuche y no salir. Y se arrepintió. «Lo pasé mal, porque era oír las bandas en las procesiones y me sacaba de mis casillas. Así que mi mujer me animó a volver».
Para entonces, el gusanillo de la corneta ya había tocado la fibra sensible de sus dos hijos varones, Gonzalo y Alejandro, que no son capaces de especificar cuándo empezaron a tocarla. El mayor, Gonzalo, de 29 años, recuerda que ya la empuñaba con 3 en las procesiones y, ahora que también toca el trombón, afirma que «no sé qué tiene la corneta, no es que sea más fácil o difícil; es más bien lo que significa y la tradición familiar». El primogénito siguió el periplo del padre, quien después de dirigir la banda de San Lorenzo se marchó a la de San Gil, donde recibieron al hijo mediano, Alejandro (24 años), quien no dudó a la hora de escoger instrumento. «Empecé con la corneta; mi padre y mi hermano la tocaban, y yo no iba a ser menos. Tenía 8 o 9 años y empecé en las voces más bajas, pero, poco a poco, fui escalando».
Una espina que tengo clavada es nunca hemos tocado los cuatro juntos, porque no hemos coincidido en la misma banda», dice Gonzalo Bárcena
En esta banda, Cornetas y tambores de la Sangre de Cristo de Burgos, los tres Bárcena pasaron más de un lustro -«una etapa muy buena, de grandes amistades»- y procesionaron juntos. Algo que también se repitió tras el año de parón de Gonzalo padre, ya que los dos jóvenes decidieron acompañarlo cuando se incorporó a la agrupación de la Cofradía de la Soledad, vinculada a Santa Águeda, y volvió a disfrutar de la Semana Santa. Los tres procesionaban, pero a los ensayos los acompañaba la pequeña de la casa, Celia, quien acabó por secundar la tradición de tanto escuchar, a pesar de que eso suponía dejar sola a su madre en los días santos, «que era nuestro momento de chicas; ellos tres en las procesiones y nosotras por ahí».
Pero la sorpresa llegó cuando la joven (19 años) se desmarcó y optó por los platos. «Escucho la corneta y me gusta, pero no me llama. Los platos quedaron libres justo cuando yo entré y decidí probar», dice, especificando que eso fue en 2019, el último año en el que hubo procesiones y el año en el que su hermano mayor dejó la Soledad para volver a San Lorenzo. Y, también, para chasco de su padre, quien admite que «una espina que tengo clavada es nunca hemos tocado los cuatro juntos, porque no hemos coincidido en la misma banda».
A Palencia. Ver a la familia tocando al compás se ha complicado ahora algo más, dado que los dos hijos varones se han incorporado a una banda de Palencia, la de la Santísima Trinidad, porque de las que suelen viajar al Sur, era la más cercana. Y a eso se sumaba que era muy 'joven' y necesitaba gente. «Mañana -por hoy-, Viernes de Dolores, tocamos en Palencia; el sábado, en Salamanca; el Domingo de Ramos, en Zaragoza; el lunes, en Palencia otra vez; y el martes, nos bajamos: tocamos en San Roque, en Los Barrios y en Chiclana (Cádiz), el Viernes Santo por la mañana en Lebrija (Sevilla) y de ahí a Isla Cristina (Huelva), para terminar el Sábado Santo en Palencia otra vez», explican, afirmando que inician la ruta «con ganas», porque es su 'estreno' en el grupo tras la pandemia y porque lo suyo es pura pasión.