El Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) ubicado en el barrio de Cortes necesita una transformación radical y la necesita ya. Tras varios lustros en los que las inversiones han brillado por su ausencia y no han ido más allá de algunos apaños para evitar males mayores, tanto los equipos como la maquinaria han agotado prácticamente su vida útil y resulta imperioso meter dinero (y mucho) para modernizar las instalaciones y que éstas cumplan con las duras exigencias de la futura Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular que entrará en vigor en cuestión de semanas o de unos pocos meses.
La Concejalía de Medio Ambiente sabe ya, según relata el concejal responsable del área, Josué Temiño que las instalaciones del Ecoparque de Cortes, receptoras de los residuos que generan los burgaleses, precisan de entre 20 y 22 millones de euros para modernizarse y adaptarse a la nueva normativa. Una Ley que vendrá a cumplir el mandato de la Unión Europea y que viene a decir, en su exigente articulado, que hay que reducir drásticamente el volumen de residuos que se llevan al vertedero y que reciclar va a pasar de ser una opción a ser una obligación. Y el que no lo haga, deberá de pagar por ello.
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