Sin límites en el mundo irreal

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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El grupo de investigación de la UBU que hace accesible la tecnología a las personas con discapacidad incorpora la realidad virtual a sus proyectos para evitar los obstáculos, que también los hay, en esos entornos ficticios

Las gafas de realidad virtual, cada vez más sofisticadas, ayudan a las personas con discapacidad a mejorar su calidad de vida. - Foto: Sara Ibáñez

¿Puede ser posible estar en un viejo laboratorio de la antigua Escuela de Aparejadores de Burgos pero que te parezca que has subido a un escenario de fondo negro con la excéntrica troupe del Circo del Sol? Puede. Te han colocado unas gafas de realidad virtual y a pocos centímetros de tu cara un tipo vestido de blanco hace malabares con antorchas, y es tan de verdad que saltas hacia atrás porque temes que te queme. Si te das la vuelta sobre tus pies, además, puedes descubrir otros personajes del espectáculo que te acechan con caras que quieren ser simpáticas pero resultan siniestras. Necesitas parar un poco, constatar que esa pesadilla no existe y volver a la desordenada habitación donde conviven pantallas de ordenador, prototipos de ratones, cables, carteles y hasta una plataforma que se ha hecho construir para que las personas con discapacidad estén seguras cuando utilizan estos anteojos que llevan a otros mundos. «El plató lo ha hecho una empresa de Burgos y es de madera de pino de Soria», precisa el profesor Pedro Sánchez, uno de los investigadores del grupo DINper (Diseño Inclusivo Personalizado) de la Universidad de Burgos, que desde 2011 está volcado en la ideación y construcción de todo tipo de ingenios tecnológicos para hacer la vida más sencilla a quien tiene algún tipo de impedimento físico o sensorial.

El equipo trabaja casi a demanda. Las distintas entidades que agrupan a personas con cualquier discapacidad pueden acudir a sus profesionales -ya lo han hecho en ocasiones- con un problema muy específico de una persona concreta o con alguna necesidad más general. Entonces se ponen a pensar, resuelven y crean un ratón especial para un chico con movilidad muy reducida debido a una parálisis cerebral o desarrollan un software para facilitar las cosas a quien tiene la enfermedad de Huntington. Una de sus últimas intervenciones ha sido servir de puente con la empresa AccedeME dedicada a la accesibilidad web y que se propone la transformación de internet para que sea posible su uso por personas con distintas capacidades) de tal manera que ofrezca sus servicios de forma gratuita a distintas asociaciones burgalesas. Así, a través de Sánchez, la herramienta diseñada por AccedeME permite adaptar el contenido a las distintas necesidades de personas con discapacidad visual, cognitiva o motora.

Ya lo han hecho el centro especial de empleo de Autismo Burgos, Voltéate; Parkinson Burgos y Prosame, entidad de apoyo a personas con problemas de salud mental. «Ahora, las tres asociaciones cuentan con esta herramienta en sus web, lo que las ha hecho mucho más accesibles y ja mejorado el modo en que personas con capacidades diversas interactúan con las mismas. Estamos abiertos a que otros colectivos puedan también hacerlo», señala. 

Volvemos a las gafas que dibujan a tu alrededor una realidad de mentira. Te suben a una peligrosísima montaña rusa sin que corra peligro tu indemnidad física (la emocional puede que un poco). Sientes el ruido atroz de la maquinaria, ves a tus pies una altura que mataría de vértigo a cualquier astronauta (Pedro Sánchez cuenta que otro miembro del equipo tuvo que quitárselas la primera vez que vivió la experiencia porque le impresionó de gran manera) y, sobre tu cabeza, un paisaje idílico con picos de montañas con nieve y estrellas en el cielo, que probablemente es algo que pudiera acompañar a una persona completamente inmovilizada en una cama, por ejemplo. Para los fans de El señor de los anillos, las gafas de las que dispone el equipo DINper serían una maravilla. Sin moverse del polígono docente una se introduce en los escenarios de aquella epopeya como si fuera un hobbit. «Las gafas de realidad virtual son, además de un divertimento y sobre todo, unas grandes herramientas de aprendizaje que sirven para complementar, que no sustituir, la función docente, por ejemplo, familiarizando al alumnado con la conducción, es decir, permitiendo que antes de ponerse delante de un volante de una carretilla puede practicar con un programa específico. Complementar, no sustituir, insisto». 

Jugar sin manos. Uno de los últimos productos de DINper es Isla Nemo, una aplicación y juego inclusivo que propone una aventura en un espacio idílico y que cuenta con la incorporación de mecánicas de interacción adaptadas, «que facilitan las interacciones características de los juegos y aplicaciones de realidad virtual, en este caso, a personas cuya discapacidad les dificulta o impide usar las manos». De hecho, es su principal característica. Isla Nemo es gratuito, de libre acceso, especialmente indicada para personas con dificultades cognitivas o psicomotoras, no necesita utilizar los mandos ni las manos, y forma parte del proyecto VRiRV de investigación en realidad inclusiva. «La realidad virtual tiene que ser lo más sencilla posible para todos -concluye Pedro Sánchez-porque si no, no vamos a conseguir que sea realmente atrayente. No conseguiremos que la realidad virtual piense en todas las personas si no tenemos en cuenta sus capacidades».