Maderas Susaeta intenta digerir el duro golpe encajado el pasado martes, cuando un incendio calcinó sus instalaciones a los pies de la N-I a su paso por Miranda. Más allá del cómputo que realizan sobre el dinero quemado por las llamas en forma de máquinas principalmente, en la empresa tratan de calcular cuándo podrán volver al nivel de producción que tenían cuando pararon para comer hace un par de días. «Esperemos que en un año podamos recuperarnos», desea Arturo Susaeta, quien considera que este plazo puede acortarse, pero prefiere mantener cierta cautela sobre lo que tendrá que afrontar en todo este proceso.
El responsable indica que deberán hacer una reconstrucción de las instalaciones, porque una parte del tejado hay que renovarla, pero además tocará empezar a adquirir las máquinas que ya tenían «y todo irá en función de prioridades», apunta. Otro factor importante «depende del seguro», reconoce el gerente de la empresa con más de 80 años de vida. Su compañía visitó ayer las instalaciones, pero «por su puesto no va a cubrirnos todos los problemas que vamos a tener», ya que Susaeta aclara que han comenzado a llamar a sus clientes para comentarles la situación.
Además de la compañía de seguros, la Policía Científica también revisó ayer en persona los restos del incendio, para tratar de esclarecer el motivo que causó la chispa que desencadenó el fuego. Pese a todos estos trámites, Susaeta reconoce que en este tiempo sobre todo han recibido muestras de cariño por parte de la ciudad y un comunicado público la empresa agradeció en estos difíciles momentos los gestos de «clientes, amigos, antiguos empleados y diversas instituciones empresariales e institucionales».
La inversión para la vuelta a la normalidad puede superar los 300.000 euros. - Foto: Ó.C.Al margen de lo que queda por delante, Susaeta relata que la noche del martes al miércoles algunos miembros de la plantilla hicieron guardia para controlar las instalaciones. Entre ellos estaba el gerente, quien matiza que pese a toda el agua que echaron los bomberos e incluso la lluvia caída, las llamas estuvieron a punto de resurgir en varios conatos. Ellos mismos los apagaron, aunque ese hecho da una muestra de la gran cantidad de material consumido en la serrería, donde ayer por la mañana tras las conversaciones con los bomberos daban la situación como «totalmente controlada».
Una historia ya vivida y también superada. Arturo Susaeta tuvo múltiples conversaciones con su padre sobre el incendio que sufrieron en 1969 y por eso admite que «siempre he tenido mucho miedo a que algo así pueda suceder». Más de cincuenta años después, la historia se repite aunque como en aquella época las ganas de salir adelante pesan en este emblemático negocio mirandés. El actual gerente recuerda que en 1955 la familia se trasladó junto a la N-I, con lo que la serrería comenzó un periodo de expansión, truncado por las llamas. El padre de Arturo se vio con deudas y con un aserradero calcinado, porque el seguro no respondió y tuvo que pedir un crédito de 6.000 pesetas. Lo malo, como apunta el actual responsable, fue el interés «del 20%», por lo que la losa del crédito pesó durante más tiempo del esperado para la familia, que trabajó duro para recuperarse de aquella crisis.
Tras el fuego de este martes, Susaeta admite que el no tendrá ese peligro «porque ahora eso es impensable», matiza, aunque puntualiza que en aquella época las instalaciones no contaban con la maquinaria actual. Sí que explica que en aquel momento, «los bomberos tardaron más», y además «el tejado era de madera», por lo que las llamas acabaron con toda la cubierta. «Justo se ha quemado la misma zona», indica la tercera generación de Maderas Susaeta, donde esperan repetir el mismo desenlace y resurgir.