El túnel que abrió un camino

DIEGO ALMENDRES / Burgos
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El acceso de Islas Baleares, el primero construido en el casco urbano hace 18 años, absorbe cada día el paso de 9.000 vehículos para dinamizar el tráfico en el eje norte de la capital

El túnel de Islas Baleares permite agilizar los flujos de tráfico en la intersección de la entrada norte de la ciudad con la avenida de Cantabria. - Foto: Luis López Araico

El anteproyecto para impulsar la gran transformación urbanística diseñada para el centro de la ciudad tiene como eje fundamental la construcción de un túnel que cruzaría la calle Santander para conectar el tráfico rodado entre la calle Vitoria y la avenida del Cid. Una iniciativa que superaría con creces el impacto protagonizado en su momento por el segmento soterrado en la avenida Islas Baleares, pionero en esta apuesta urbanística.

Hace ya 20 años, en los últimos rayos de sol del verano de 2005, el Ayuntamiento presentó la creación de un paso inferior en la intersección de esa vía con la avenida de Cantabria. El objetivo de esta actuación era triple al buscar la descongestión de la rotonda existente, la canalización del tráfico interior en la entrada norte de la ciudad y la mejora de la conexión con el polígono de Villalonquéjar.

Pero no solo se trataba de ofrecer una simple solución para mejorar la conectividad. En aquel momento la ciudad tenía grandes planes de futuro para todo ese sector, aunque el tiempo demostró que las cosas no han salido exactamente tal y como se había pensado.

La oportunidad de construir el Pabellón Arena en Las Tejeras ya exigía anticiparse a las futuras necesidades de movilidad, por no hablar de la estructura demandada por el nuevo hospital universitario, la futura estación de ferrocarril y por los planes urbanísticos ideados en el trazado de Islas Baleares y su prolongación en la avenida Príncipes de Asturias.

Era esa la conocida 'Ciudad del AVE', dibujada junto a Rosa Manzano e imaginada por los suizos Herzog y De Meuron a través de una hilera de torres de hasta 25 plantas que debía unir el Hospital Universitario con la terminal ferroviaria. Veinte años después los dos kilómetros que separan el HUBU de la estación siguen sin urbanizarse.

Eso, sin embargo, no se sabía en aquel momento. El equipo de Gobierno municipal liderado por Juan Carlos Aparicio tuvo en cuenta el importante incremento de usuarios que absorbería la intersección presidida desde entonces por el homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente y el túnel fue la solución adoptada. 

Hoy son 9.000 los vehículos que a diario usan esta infraestructura para sus desplazamientos. Una cifra alejada de los 40.000 automóviles -20.000 por sentido- previstos en un estudio de tráfico de la época, el cual contemplaba ese importante desarrollo urbanístico del entorno. Ese documento también destacaba que el paso subterráneo evitaría atascos de hasta 20 minutos en las horas de mayor afluencia de tráfico.

Con esta iniciativa se completaba también el anillo interior de la circunvalación, una actuación cuyo inicio se programó para el primer trimestre de 2006 apoyado en una previsión económica inicial 6 millones de euros solo para la construcción de esta estructura (al final costó 5,6 millones). Además, se presupuestaron otros 12 millones para los viales entre los barrios de Villímar y de San Juan Bautista.

El -hasta el momento- único túnel construido en el casco urbano de la ciudad tiene 437 metros de longitud, de los cuales 284,5 metros corresponden a la parte cubierta. Presenta dos carriles de 23,5 metros de anchura y una altura de gálibo de 5 metros que permite el acceso de vehículos especiales y de emergencia.

La ejecución del primer paso inferior necesitó seis meses y medio de obras, quince días menos de los previstos en el plazo de ejecución que figuraba en el proyecto. El vaciado del túnel exigió la excavación de 35.385,23 metros cúbicos. 

Mientras, los viales necesitaron más de 6.200 toneladas de aglomerado y las estructuras casi 5.550 metros cúbicos de hormigón.Esos son los datos que acumuló la puesta en marcha de una infraestructura que se abrió al tráfico el 15 de diciembre de 2006 y que no estuvo exenta de las críticas de la oposición durante el tiempo que se desarrollaron los trabajos.

El incremento presupuestario fue objeto de discusión, un aumento justificado por las empresas adjudicatarias en el sobrecoste de los viales construidos para el desvío provisional del tráfico, la reposición de servicios o la instalación de radares fijos. A pesar de las molestias generadas, se buscó la mayor fluidez posible durante la ejecución de las obras. 

Así nació el túnel de las Islas Baleares, el único que ha salido adelante hasta el momento. Otras ideas fallaron en el intento y el debate se centra ahora en el proyecto ideado para la calle Santander.