6 años de cárcel al ladrón que puso en jaque al comercio

I.E. / Burgos
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El delincuente robó el año pasado en 4 comercios -tres veces en la pastelería Maxi de Gamonal- y atracó a una burgalesa en su portal. I.R., de 34 años actualmente, se colaba en los establecimientos fracturando los cristales con piedras

Rotura del cristal de Confitería Maxi, en Gamonal, en febrero del año pasado. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Cinco años y medio de prisión cumplirá el ladrón que en el invierno de 2023 golpeó al comercio burgalés y puso en jaque a la Policía Nacional. La Comisaría le consideraba culpable de más robos, pero  ha sido condenado finalmente por cuatro y el atraco a una mujer. Además, el juzgado de lo penal 2 de Burgos no ha considerado esos cuatro asaltos a comercios por separado y estima que el delincuente es culpable de un delito de robo continuado en establecimiento fuera de sus horas de apertura, por el que le impone una pena de 3 años y medio de cárcel. Los otros dos son por el robo con violencia a una burgalesa.

La escalada delictiva de I.R., de nacionalidad rumana y 34 años actualmente, empezó en las fiestas de San Lesmes con el asalto a dos pastelerías, el Juarreño de Soportales de Antón, y Maxi, en el barrio de Gamonal. El dulce era su perdición. Sin embargo, por el robo a la primera confitería no ha sido condenado. De allí se llevó la caja registradora entera, con 13.000 euros dentro, si bien no pudo abrirla. Sí lo ha sido por el atraco a la segunda, a la que entró en tres ocasiones en una semana. Su dueño, David, no sabía reír si o llorar en febrero de 2023, cuando este periódico acudió a su negocio a entrevistarle. «No es vida estar cada día alerta por si te roban», declaraba en aquella época.

El modus operandi del caco fue el mismo en los tres asaltos al establecimiento situado en la esquina entre Francisco Grandmontagne y Santiago, según se pudo comprobar en las cámaras de seguridad. Esperaba pacientemente en la puerta hasta comprobar que no había nadie por la zona y cuando daban las 12 de la noche reventaba el cristal de una pedrada o de un alcantarillazo.  Después se colaba en el interior sin cortarse con los cristales e iba directo a la caja registradora y revolvía los cajones ayudado por la linterna del móvil. Al sonar la alarma se daba a la fuga. Iba con capucha y mascarilla. En el primer robo llegó a ser detenido, pero tras pasar por el juzgado fue puesto en libertad.

(Más información, en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos)