El Colegio de Médicos de Burgos (Combu) acaba de incorporar a conocidos facultativos de distintas especialidades a su renovada Comisión Deontológica, que es el equipo que, además de asesorar a la junta directiva, tiene la responsabilidad de garantizar la buena práctica médica en todas sus dimensiones: científica, ética y humana. Lo conforman once médicos con reconocidas trayectorias en centros sanitarios de toda la provincia y, entre las nuevas incorporaciones, destacan los exjefes de servicio en el HUBU Juan Francisco Lorenzo (Medicina Interna), Adolfo Simón (Urgencias y Neumología) y José María Trejo (Neurología); los tres están jubilados o, en el caso de Trejo, a punto de hacerlo. A estos nombres hay que añadir también el del geriatra Álvaro Da Silva, responsable de las residencias de la Diputación.
La Comisión Deontológica contará también a partir de ahora con la médica de familia especializada en cuidados paliativos María Ángeles Olalla; el médico de familia y experto en deontología Pablo Muñoz (forma parte del comité de ética de Sacyl en Burgos); así como con los también especialistas de Atención Primaria María del Carmen Merino y José Ignacio Sedano, que ejercen en Miranda.
A estos facultativos se unen los tres que continúan desde la etapa anterior: el médico de familia jubilado José Lucio García: la también especialista en Medicina Familiar y Comunitaria María Teresa Grande (en activo) y la oncóloga radioterápica del HUBU Virginia Ruiz, también en activo.
De esta manera, el Combu cierra del todo la crisis generada hace un año, después de que la anterior Comisión Deontológica hiciera público parte de un informe en el que consideraba que en la pandemia por coronavirus se había producido un número excesivo de muertes en soledad en los hospitales; un hecho generalizado en toda España dado que durante lo peor de la pandemia se vetó el acceso a los centros sanitarios y, según destacaba este equipo médico, esa circunstancia había añadido «sufrimiento» a las familias. Este documento se redactó tras la denuncia de una facultativa por la muerte de un allegado en Burgos y enfureció a la profesión, sobre todo porque en un párrafo se hablaba del «excesivo rigor del personal sanitario en el cumplimiento de la normativa» que limitaba el acceso a los hospitales.
Un año después, la crisis queda zanjada y la Comisión deontológica inicia una nueva etapa, pero con el mismo cometido: asesorar y velar por la buena praxis. Así, cada vez que se presente una denuncia en el Colegio profesional, este equipo dará voz a las partes y emitirá un informe, que se traslada a la junta directiva. Algunos se hacen públicos, pero la mayoría no.
Esta andadura se inicia con un equipo formado por pesos pesados en la sanidad burgalesa, con amplia experiencia en ética y deontología, así como con la aplicación del humanismo a la medicina. Su funcionamiento, no obstante, se rige por los estatutos del Colegio y por el código deontológico al que está sujeto cualquier facultativo en España, que se actualizó al final de la pandemia para incluir nuevos conceptos como el impacto de la inteligencia artificial, o del uso de las nuevas tecnologías en la práctica clínica, entre otras cosas.