No son las patologías que con más frecuencia llevan a los trabajadores de la comunidad autónoma y de la provincia a solicitar ayuda médica
y a recibir una incapacidad temporal o baja laboral que les permita reponerse sin ir a trabajar (entre otras razones por el estigma que aún persigue a las afecciones psiquiátricas, que impide hasta consultar por ellas) pero sí son ya las que más tiempo dejan 'fuera de juego' a quienes las sufren. Hablamos de los trastornos mentales. De esta manera se refleja en el informe que sobre incapacidad temporal en 2023 acaba de publicar la Consejería de Sanidad, donde se recogen, entre otros datos, los procesos diagnósticos con más días de baja. Así, un trastorno depresivo mayor necesitó 120 jornadas de media para que el profesional sanitario considerara que la persona ya estaba preparada para incorporarse a su empleo; un caso de estrés grave o un trastorno adaptativo, 98, y los trastornos de ansiedad, 85.
«Primero es la sorpresa que te llevas. Cuando fui al médico porque no podía dormir y porque sentía todo el tiempo que me mareaba y empecé a tener miedo de caerme por la calle nunca pensé que era por la fuerte ansiedad que tenía, creí que era algo orgánico. No entendemos muy bien, en general, cómo son los problemas de salud mental, así que después de que las analíticas dijeran que no había ninguna alteración y la médica de Familia me explicara que la ansiedad también se expresa con mareos, sudores e insomnio y que yo necesitaba parar, le hice caso. Y llevo así cuatro meses pero no me acabo de encontrar del todo bien y la doctora me dice que tengo que tener paciencia», explica Rosa, de 47 años, que después del fallecimiento de su madre tras un cáncer que se complicó muchísimo y de una ruptura matrimonial comenzó a notar que le costaba respirar y que lloraba por cualquier cosa.
Es lo que los especialistas llaman trastorno adaptativo (les hay de diferentes características) y aparece tras estar la persona sometida a un fuerte estrés por diferentes razones. El manual DSMV de Psiquiatría lo describe como un conjunto de «síntomas emocionales o del comportamiento clínicamente significativos en respuesta a un factor o factores de estrés» y la Clasificación Internacional de Enfermedades añade que esos factores de estrés son de carácter psicosocial, por lo que Rosa tiene un trastorno adaptativo 'de libro'. Los síntomas más habituales son el llanto, la tensión, la irritabilidad, el insomnio y también pueden presentarse latidos cardíacos irregulares, temblores o mareos que hacen que el paciente piense primero que hay algo 'físico' y no mental.
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