La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) organizó este jueves una mesa redonda entre expertos sanitarios de distintas áreas para hablar sobre los tumores colorrectales y, más en concreto, sobre la importancia de incrementar la participación en el cribado de detección precoz de lesiones en el colon que, si no se localizan y tratan, se malignizan. Burgos es siempre una de las provincias en las que menor respuesta hay a este programa preventivo y, a pesar de que, según datos provisionales, en 2023 se produjo un discreto incremento de la asistencia hasta el 37,7% de la cohorte convocada (personas de 50 a 69 años), lo cierto es que todavía hay un 62% que ignora la invitación de la Consejería de Sanidad.
No hay una razón concreta para esta falta de interés por el test de sangre oculta en heces, que es la principal herramienta para localizar lesiones en fase temprana, pero la coordinadora de esta materia en Atención Primaria, la médica Silvia Paredes, aseguró que «nos preocupa y es algo de lo que hablamos en todas las reuniones».
Máxime si se tiene en cuenta que ya «hay debate» acerca de la conveniencia de rebajar la edad de inicio del cribado a los 45 años. Así lo apuntó la oncóloga médica Ana María López, dedicada a este tipo de tumores en el HUBU: «El 70% se diagnostican en mayores de 65 años y es muy raro por debajo de 40 años, pero hay alza en la franja de entre 40 y 50 años. Y de ahí que en otros países se haya ampliado ya el cribado».
La especialista en Aparato Digestivo Gadea Hontoria, también del HUBU, indicó a este periódico que, sin embargo, todavía no hay evidencia científica del beneficio de rebajar la edad de inicio en este programa preventivo de este cáncer, que es el más diagnosticado en hombres y mujeres de Burgos: 361 casos el año pasado, según datos del Observatorio de la AECC. Y no se prevén cambios a la baja.
De ahí la importancia de la detección precoz, que permite que en estadios iniciales el problema se resuelva con la colonoscopia y, en casos más avanzados, con la cirugía. Pero sin necesidad de más tratamiento. Y eso, no solo conlleva mayor supervivencia para el paciente (cuanto antes se detecte, menor penetración de la masa cancerígena), sino que conlleva ahorro para el sistema sanitario.
Indolora y eficaz. El cribado comienza con el envío de una carta a la cohorte invitada a participar, para que vaya a su centro de salud a recoger el kit para hacerse el test de sangre oculta en heces en casa. Basta con frotar la superficie de las heces para obtener la muestra, que vuelve a llevarse al centro de salud.
Tras el análisis, se obtiene el resultado. Si es positivo indica que hay sangre oculta, pero eso no conlleva que sí o sí sea un tumor. «Pueden ser hemorroides o fisuras anales», señaló Hontoria, indicando que entonces se deriva al paciente al HUBU para que Digestivo le haga una colonoscopia. «En un tercio de los casos no hay nada y en más de la mitad, pólipos que se quitan y analizan», añadió, especificando que a partir de ahí se decide qué control ha de llevar el paciente a partir de ese momento.
En el acto participó la médica de Antolín, María Teresa Sadornil, quien implantó cribado propio en la empresa; la psicooncóloga de la AECC Cristina Sota y el oncólogo Guillermo Crespo.