Fentanilo a la vista

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Policía y agentes sociales trabajan para prevenir su entrada por canales ilegales. No tienen constancia en Comisaría de que esta sustancia esté presente en el mercado negro de la provincia. Tampoco se ha detectado trapicheo con Rivotril

Desde hace unos meses las farmacias burgalesas dispensan el clonazepam (Rivotril) con receta electrónica exclusivamente para evitar las falsificaciones. - Foto: Diario de Burgos

El pasado 11 de septiembre la Policía Nacional detuvo en la iglesia de San Lorenzo a un hombre que acababa de intentar atracar una farmacia. Las profesionales de la botica se negaron a facilitarle lo que les demandaba, por lo que accedió al interior y revolvió los estantes sin llevarse nada. Lo que buscaba era clonazepam, un potente ansiolítico que se comercializa con el nombre de Rivotril y que es una benzodiacepina que produce un efecto ansiolítico, hipnótico (es decir, que favorece el sueño) y de relajación muscular con acción contra las convulsiones. Su principal indicación es como antiepiléptico y se usa también en las personas que padecen mioclonías, que son movimientos musculares involuntarios similares a los tics. Quienes trabajan con adicciones saben bien que muchas personas  consumidoras de drogas lo utilizan, igual que el Trankimazín, para controlar la fuerte ansiedad que suelen padecer por su enganche.

«Se trata de un medicamento muy requerido para un determinado perfil de consumidor, esto lo sabemos desde siempre», explica la directora de Proyecto Hombre, Marta González, que asegura, no obstante, que en la actualidad no tienen a nadie en terapia por consumo de karkubi, que es el nombre que se le ha dado a la mezcla resultante entre este medicamento y el hachís, a la que también se denomina «droga de los pobres» por el bajo coste que tiene con respecto a otras sustancias y que en determinados puntos del país trae de cabeza porque ha supuesto un importante aumento de la falsificación de recetas. El karkubi se consume principalmente en Marruecos y entre jóvenes que se exponen a graves problemas de salud porque produce fuertes alteraciones de conciencia, y nada asegura que no pueda llegar aquí.

Fuentes de la Policía Nacional explican que, de momento, no tienen conocimiento de que el Rivotril se esté comercializando en canales ilegales «ni que sea un problema» y que el caso del detenido en la parroquia es algo muy puntual. «En el mercado negro no hemos detectado su presencia y tampoco la del fentanilo», indican, ya que esta otra sustancia preocupa tanto a las fuerzas de seguridad como a los agentes sociales hasta el punto de que se están celebrando ya reuniones de trabajo multidisciplinares en las que participan todos los sectores implicados. El impacto que el uso ilegal de este anestésico está produciendo en otras sociedades hace que la española esté incrementando desde hace un tiempo las medidas preventivas.

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