Fentanilo a la vista

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Policía y agentes sociales trabajan para prevenir su entrada por canales ilegales. No tienen constancia en Comisaría de que esta sustancia esté presente en el mercado negro de la provincia. Tampoco se ha detectado trapicheo con Rivotril

Desde hace unos meses las farmacias burgalesas dispensan el clonazepam (Rivotril) con receta electrónica exclusivamente para evitar las falsificaciones. - Foto: Christian Castrillo

El pasado 11 de septiembre la Policía Nacional detuvo en la iglesia de San Lorenzo a un hombre que acababa de intentar atracar una farmacia. Las profesionales de la botica se negaron a facilitarle lo que les demandaba, por lo que accedió al interior y revolvió los estantes sin llevarse nada. Lo que buscaba era clonazepam, un potente ansiolítico que se comercializa con el nombre de Rivotril y que es una benzodiacepina que produce un efecto ansiolítico, hipnótico (es decir, que favorece el sueño) y de relajación muscular con acción contra las convulsiones. Su principal indicación es como antiepiléptico y se usa también en las personas que padecen mioclonías, que son movimientos musculares involuntarios similares a los tics. Quienes trabajan con adicciones saben bien que muchas personas consumidoras de drogas lo utilizan, igual que el Trankimazín, para controlar la fuerte ansiedad que suelen padecer por su enganche.

"Se trata de un medicamento muy requerido para un determinado perfil de consumidor, esto lo sabemos desde siempre", explica la directora de Proyecto Hombre, Marta González, que asegura, no obstante, que en la actualidad no tienen a nadie en terapia por consumo de karkubi, que es el nombre que se le ha dado a la mezcla resultante entre este medicamento y el hachís, a la que también se denomina "droga de los pobres" por el bajo coste que tiene con respecto a otras sustancias y que en determinados puntos del país trae de cabeza porque ha supuesto un importante aumento de la falsificación de recetas. El karkubi se consume principalmente en Marruecos y entre jóvenes que se exponen a graves problemas de salud porque produce fuertes alteraciones de conciencia, y nada asegura que no pueda llegar aquí.

Fuentes de la Policía Nacional explican que, de momento, no tienen conocimiento de que el Rivotril se esté comercializando en canales ilegales "ni que sea un problema" y que el caso del detenido en la parroquia es algo muy puntual. "En el mercado negro no hemos detectado su presencia y tampoco la del fentanilo", indican, ya que esta otra sustancia preocupa tanto a las fuerzas de seguridad como a los agentes sociales hasta el punto de que se están celebrando ya reuniones de trabajo multidisciplinares en las que participan todos los sectores implicados. El impacto que el uso ilegal de este anestésico está produciendo en otras sociedades hace que la española esté incrementando desde hace un tiempo las medidas preventivas.

El fentanilo es un depresor del sistema nervioso central y su consumo produce la desaparición casi inmediata del dolor y una sensación potentísima de euforia y de bienestar, según explican los expertos. Pero si no se utiliza con control médico existe un alto riesgo de que produzca una depresión respiratoria y cardíaca y el paciente fallezca. Como ocurre con el clonazepam, en Proyecto Hombre tampoco tienen pacientes en sus programas de desintoxicación por esta sustancia ni la percepción de que se esté empezando a utilizar como droga de abuso, aunque son conscientes de la existencia de casos puntuales de adicción a la presentación en parches "con prácticas peligrosas como calentarlos de más para que hagan su efecto antes o referir demasiado dolor para conseguir más recetas, pero se trata de casos muy residuales de personas que vienen con un recorrido amplio de consumo de varias sustancias", precisa Marta González.

Ya se han mantenido reuniones multidisciplinares con este asunto sobre la mesa

 

Tanto en el hospital como en atención primaria el control del fentanilo es muy riguroso. En el primer caso el medicamento está guardado en una caja fuerte y bien custodiado en el servicio de Farmacia al que los médicos deben firmar su recepción y devolver vacías el mismo número de ampollas que utilizan para una cirugía o un tratamiento médico. En cuanto al consumo ambulatorio, se trata de un fármaco que en un cierto porcentaje necesita que la receta esté visada, es decir, que la Inspección Médica dé el visto bueno para su utilización, algo que también ocurre con más medicamentos y productos sanitarios que presenten alguna singularidad. El fentanilo se visa por los efectos que provoca y la facilidad con la que puede provocar adicción.

Por su parte, Sacyl hace ya tiempo que recomienda a los profesionales que moderen la prescripción del fentanilo de acción rápida y valoren el riesgo de adicción, sobre todo en los grupos de pacientes que puedan presentar un mayor riesgo como son los jóvenes, las personas con trastornos psiquiátricos o quien tenga una historia de abuso de sustancias. Se les aconseja también vigilar a quienes están en tratamientos prolongados o reciben dosis altas, derivar a unidades especializadas cuando se utilicen estas dosis altas, informar al paciente y a su entorno familiar sobre los riesgos asociados al uso de estos fármacos y comunicar a los sistemas de notificación de errores y farmacovigilancia todos los casos de mal uso y abuso que se detecten.

En el caso del clonazepam también se están tomando medidas para que se restrinja su uso estrictamente a las personas que lo necesitan. El presidente del Colegio de Farmacéuticos, Rodrigo Moral, explicó que desde hace ya varios meses, Rivotril solo se dispensa con receta electrónica "para evitar que se puedan falsificar las de papel como se hacía antes, con fotocopias o falsificando las firmas, con el objetivo de venderlas en el mercado negro para comprar otro tipo de drogas". Moral señala que este medicamento se dispensa, generalmente, para casos de epilepsia infantil pero también ha visto indicaciones para su uso como relajante muscular.

La dispensación de envases de este fármaco experimenta en los últimos años un crecimiento sostenido, pero que no llama la atención de los expertos: en 2020 fueron 18.769; en el 21, 19.836; 19.831 en el 22 y 20.160 en el 23, según datos facilitados por Sacyl. En este año, entre los meses de enero y agosto se vendieron un total de 14.035.