El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la condena de un año y medio de cárcel que la Audiencia Provincial de Burgos impuso a un joven por traficar con éxtasis y otras sustancias en pueblos de la provincia y de la vecina Palencia. La Sala de lo Civil y Penal del TSJ desestima el recurso de apelación interpuesto por el acusado, que en octubre de 2020 fue detenido en un bus de línea con decenas de pastillas de MDMA que pretendía distribuir. Contra dicha sentencia cabe recurso de casación ante el Supremo.
Los hechos se remontan al citado mes de octubre de 2020. La Guardia Civil inició entonces una investigación tras escuchar que había jóvenes en Aguilar de Campoo que adquirían sustancias psicotrópicas a otros dos jóvenes de una localidad burgalesa cercana. Uno de ellos era el acusado. Montaron varios dispositivos de vigilancia para conocer sus movimientos y comprobar que, efectivamente, este sujeto realizaba pases de droga.
En uno de esos dispositivos, le vieron cómo se montaba en un autobús de línea en la capital burgalesa para dirigirse a su pueblo. Una hora después, cuando pretendía apearse del coche de línea, los efectivos de la Benemérita le interceptaron junto a otro hombre, que resultó ser su primo y que, según las pesquisas practicadas, era quien le acompañaba en su actividad ilícita. Pues bien, tras registrarle sus pertenencias, descubrieron que en una mochila portaba una bolsa de plástico con un total de 35 pastillas. También llevaba consigo 170 euros en efectivo y varios envoltorios de diferentes tamaños.
Una vez trasladada a dependencias de la Guardia Civil, y tras analizarla debidamente, la mercancía intervenida resultó ser MDMA (éxtasis). Las pastillas arrojaron un peso de 21 gramos y tenían una pureza del 36%. Según las posteriores indagaciones, con esta droga habría obtenido en el mercado ilícito 367,15 euros.
Los agentes de la Benemérita también cachearon a su primo, pero entre sus pertenencias no hallaron nada y no fue procesado. Eso sí, el ahora condenado defendió en el proceso judicial que era él quien le coaccionaba para traficar con pastillas, a las que, además, él era adicto.
Según el fallo de la Audiencia Provincial, ratificado ahora por el TSJ, esta cuestión también fue defendida por alguno de los investigadores que prestaron declaración en el juicio. Así, expresaron que, pese a que el acusado tenía más edad, era su primo quien llevaba la voz cantante. Sin embargo, en los seguimientos no aparecía en ninguno de los pases, por lo que para el magistrado no quedó debidamente acreditada su participación en los hechos enjuiciados.
Por otro lado, si bien la forense concluyó que su capacidad intelectual estaba en el límite inferior, era consciente de sus actos, conocía que eran ilegales y podía realizar actividades no complejas, como lo era traficar con sustancias estupefacientes. Así pues, la Audiencia Provincial le consideró autor de un delito contra la salud pública y le condenó a un año y medio de prisión y una multa de 200 euros. Dicha pena ha sido confirmada ahora por el TSJ tras desestimar el recurso de apelación interpuesto por el acusado.