Marzo ha resultado uno de los meses más lluviosos de los últimos años en toda la provincia. De hecho, en las últimas semanas, los ayuntamientos de las poblaciones cercanas al Duero se han puesto en alerta ante la amenaza de crecidas en el río y han llegado a tomar medidas para evitar que la población se acercase a los puntos más peligrosos, para evitar accidentes ante la intensidad con la que bajaba el agua. Entre otras cuestiones, las riberas arandinas se han visto anegadas durante varios días y el cauce ha alcanzado niveles máximos a lo largo de esta semana. El martes llegó a los 4,6 metros a su paso por la capital de la comarca.
Sin embargo, pese a que, tanto la sensación de los vecinos como los datos de caudal parecen indicar lo contrario, las cifras de pluviometría alejan a este mes del marzo más lluvioso de los últimos veinte años. Según los datos que recoge la estación meteorológica de Aranda, el agua caída se ha quedado, aproximadamente, 15 litros por debajo del máximo que se marcó en 2013, que se situó en 95 litros por metro cuadrado.
Los 80 litros que han caído a lo largo del mes en la zona de Aranda, sí que representan una importante subida respecto a los últimos años. La media desde 2022 se encontraba en torno a los 50 litros, y, más atrás en el tiempo, en 2020 la cifra de precipitación acumulada se quedó en tan solo 25. A pesar de que Aemet haya registrado el marzo más lluvioso en España desde 1961, la Ribera se mantiene dentro de parámetros normales para la época del año.
El Duero cubrió parte de las escaleras del Cine Aranda en 2013. - Foto: J.C.O.El récord de 2013 está marcado como una de las mayores crecidas del Duero en las últimas décadas.Las imágenes de aquel año muestran como el río subió varios peldaños de las escaleras que se encuentran tras el edificio del Teatro Cine Aranda y alcanzó el quiosco del Barriles. Unas instantáneas que quedan bastante alejadas de las grandes riadas que ocurrieron en la zona años atrás, principalmente en la época en la que aún no se había construido el embalse de la Cuerda del Pozo (Soria), en la década de los 40, elemento clave para la regulación del caudal por parte de la Confederación Hidrográfica.
Una de las últimas grandes avenidas que se recuerda en el Duero está documentada en 1948, momento en el que el agua alcanzó, prácticamente la altura de las barandillas del Cine Aranda. Situación que narra en uno de sus artículos en DB, Máximo López Vilaboa en el que cuenta los momentos de máxima preocupación para los arandinos por la crecida del río.
López Vilaboa insiste en que los mayores problemas en la capital ribereña no han estado protagonizados por el Duero. «Las inundaciones catastróficas en Aranda han estado provocadas por el Bañuelos y el arroyo de la Nava», aclara. El primero de ellos ha causado daños en el barrio de las Tenerías en más de una ocasión. Tal y como relata el historiador, el cauce del afluente es mucho más estrecho y se desborda con mayor facilidad.
«En 1947 se produjeron unas terribles inundaciones que anegaron todo el barrio de las Tenerías. En el programa de fiestas de ese año aparece que el día de la Virgen de las Viñas se puso la primera piedra de las viviendas baratas destinadas a solventar el problema de los vecinos de las Tenerías que se habían quedado sin casa», relata López Vilaboa en uno de sus artículos.
En el caso del arroyo de la Nava, que llega a Aranda por la zona sur, el historiador asegura que en agosto de 1935 provocó uno de los mayores desastres conocidos en la comarca. «Destrozó Fuentespina y toda la cosecha de lo que hoy está ocupado por el polígono industrial», declara.
Riada en fiestas. En septiembre, durante las fiestas patronales de 1918, en plena epidemia de gripe, Máximo López cuenta que la prensa relata una de las mayores lluvias de la historia del municipio. «Aquel día cayó tal cantidad de agua que en pocos momentos las calles quedaron convertidas en verdaderos ríos». Según explican los medios de la época, el Bañuelos se desbordó en proporciones jamás conocidas, algo que provocó que los vecinos tuvieran que refugiarse, incluso, en los tejados. Esta situación acrecentó la virulencia de la enfermedad en la zona.