El tema del agua no avanza

L. Montes / Villariezo
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El alcalde, Javier Saiz, cumple su segunda legislatura con el compromiso de «seguir mejorando» su pueblo

Villariezo, el pueblo de los récords, está de fiesta.A pesar de que durante toda esta semana se han venido realizando diversas actividades como el campamento nocturno, el taller de iniciación al bolo burgalés, la guerra de agua o la paellada, que este año repartió cerca de 300 raciones, el grueso de los actos arrancan hoy. Javier Saiz, alcalde, destaca la gran aceptación que ha tenido el I concurso de pacharanes caseros. «Al principio solo había cuatro inscritos, pero finalmente reunimos 16 botellas, algunas incluso con etiqueta propia de ‘denominación de origen’», aclara entre risas. También ha tenido mucha aceptación la fiesta de la sidra con la posterior actuación del grupo Marlaska. «La carpa estuvo llena de gente, contamos cerca de 1000 personas, con un ambiente espectacular», recalca.

Hace mención especial a la III carrera de la carrera de mobilettes, que se ha erigido como un clásico de los festejos, contando con la participación de varios motoristas de pueblos vecinos. Durante hoy y mañana cabe resaltar las partidas de bolos en la bolera municipal, donde adultos y jóvenes compiten por ver quien es más hábil con la bola, o el homenaje a los mayores de 75 años.

Abastecimiento de agua

En referencia a la llegada del agua desde Burgos, Saiz se muestra resignado ante la falta de movimiento en el tema, «se han dado pasos pero no se ve avance alguno». Apesar de haber firmado un convenio a finales de mayo con el Ayuntamiento de Burgos y con la Diputación, Villariezo, y sobre todo el polígono ‘El Clavillo’, cuentan con dificultades en el suministro del líquido elemento. Las cerca de 40 empresas instaladas se abastecen del agua del pueblo, ya que los sondeos de los cuales se nutrían se secaron hace tiempo. El problema radica en que las bombas hidráulicas, de unos 25 caballos de potencia, soportan casi el triple de actividad durante la época estival, cuando la población aumenta, por lo que tienden a calentarse y dejar de funcionar por motivos de seguridad «sea lo hora que sea, con el consiguiente parón en la llegada de agua a casas y fábricas».

La construcción de la depuradora es otro de los problemas que le traen de cabeza; «actualmente utilizamos la instalada en el polígono, conectada a la red del pueblo, pero la que debería trabajar para los vecinos aún no la hemos visto el pelo», aclara.