El descontento por la gestión que la Junta de Castilla y León con la Reserva Regional de Caza Sierra de la Demanda, a la que no dota del personal de campo necesario para su funcionamiento -en la actualidad la plantilla es inferior al 55%-, se va extendiendo como la pólvora entre los 27 municipios que la componen. Algunos, como Barbadillo de Herreros, han solicitado su segregación de la misma; otros, como Fresneda de la Sierra, ya se lo han planteado, y Huerta de Abajo y Tolbaños de Abajo podrían ser los siguientes en dar ese paso. Los alcaldes de ambas pedanías, pertenecientes al Valle de Valdelaguna, han enviado un escrito al director de este espacio cinegético donde le comunican que «si la situación actual no atisba cambios en un corto plazo nos veremos obligados a solicitar nuestra salida, ya que no obtenemos beneficios directos, ni indirectos».
En el escrito muestran su «malestar por la situación actual de pertenecer a la Reserva» y aseguran que otros pueblos colindantes a los suyos, como Quintanilla de Urrilla o Vallejimeno, obtienen con la autogestión de sus cotos «unos beneficios que están muy lejos de acercarse a los que recibimos los que pertenecemos a la Reserva». En este sentido, Jaime Izquierdo Martín, alcalde de Huerta de Abajo, señala que incluso teniendo menos extensión de terreno le sacan más partido a este recurso. «Cobran unos 15.000 euros por el coto. A nosotros la Junta nos da 4.000, y con el recorte previsto para este año, 2.000, lo que es prácticamente nada».
Para el alcalde de Huerta de Abajo, esto supone «un agravio comparativo» con respecto a los pueblos colindantes, «que licitan sus cotos de caza consiguiendo aportar a las arcas municipales unos ingreso muy importantes». Según expresan en el comunicado, con esos beneficios que obtienen de la autogestión «pueden afrontar muchas necesidades que dada la falta de liquidez o de subvenciones no podrían acometer de otra forma». Ambos alcaldes recuerdan que ya hace muchos años dejaron de percibir las denominadas ayudas ZIS, «que aportaban un extra para la mejora o revitalización de los pueblos».
Los regidores de Huerta y Tolbaños de Abajo explican que el mayor porcentaje de los ingresos que reciben los Ayuntamientos o las Juntas Vecinales de la Sierra provienen (o provenían) de la caza. «Se supone que pertenecer a la Reserva te iba a dar más dinero y también posicionarte en un mejor lugar respecto a los que no estaban, pero no solo no es así, sino que el hecho de formar parte de ella nos está perjudicando», aseguran.
Ambos representantes reconocen ser conscientes «del mal momento que atraviesan los pueblos hoy en día», pero mantienen que lo que sí están viendo, «o más bien sufriendo», son las «grandes desventajas» que tienen «frente a otros pueblos colindantes que no pertenecen a la Reserva», manifiestan.
«Economía catastrófica». El déficit de personal no afecta a todos los municipios de este espacio por igual, pero para algunos supondrá una reducción del 50% de los ingresos previstos, (al tener que ofertar menos permisos por falta de celadores) supondrá «pasar de una economía mermada a una catastrófica», expresan los alcaldes, que quieren hacer ver que en otoño, cuando en los pueblos quedan pocos vecinos, «la caza es un apoyo total a la economía de la zona, sobre todo en el sector de la restauración, pues la mayoría de bares y restaurantes sobreviven de esto».
Los alcaldes lanzan una pregunta a la Consejería de Medio Ambiente: «¿Cuándo se van a dar cuenta de que la caza es un pilar importante para el desarrollo económico de nuestros pueblos pequeños?», reseñan. «Vamos cuesta abajo y sin frenos hasta que llegue el momento de nuestra desaparición total» , lamentan ambos pedáneos, que piden a la Junta que «haga lo que tenga que hacer», pero que siga dejando cazar, «como toda la vida, para que al menos estos pueblos pequeños de la Sierra de la Demanda puedan seguir viviendo en condiciones dignas», resumen.