La construcción de una infraestructura de las dimensiones de una línea de alta velocidad siempre se va a topar con voces favorables y otras críticas. Por un lado están los que defienden que su ejecución ayuda a vertebrar el territorio, reduce sensiblemente los desplazamientos, evita decenas de miles de kilogramos de emisiones contaminantes a la atmósfera o permite a la población estar más interconectada si cabe. Por otro lado están los que consideran que es un desperdicio económico invertir tantos millones de euros o que la obra que lleva aparejada una plataforma de estas características, máxime cuando atraviesa una zona montañosa o con orografía difícil, puede poner en grave riesgo el medio natural, los acuíferos o el hábitat en el que viven centenares de especies animales y vegetales.
Esta motivación parece estar detrás de los actos de vandalismo que algunas empresas encargadas de redactar los proyectos de construcción del AVE entre Burgos y Vitoria han sufrido en los últimos meses. Hasta donde este periódico ha podido saber, los incidentes se han producido en al menos uno de los cinco tramos en los que se ha dividido la elaboración de los planos entre la capital castellana y la vasca. En las inmediaciones de Pancorbo y Ameyugo, en pleno desfiladero, se notificó hace unos meses un desafortunado incidente que ha levantado la voz de alarma entre las subcontratas que ejecutan los sondeos geológicos-geotécnicos y los hidrogeológicos.
Ante la desconfianza que generó este episodio, que derivó en cuantiosos destrozos materiales, las firmas comunicaron al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que se comprometían «exclusivamente» a la finalización de los sondeos ya iniciados. Es más, apuntaron que no estaban por la labor de asumir el «riesgo» de continuar con la ejecución de la campaña pendiente sin que se les garantizase una seguridad y vigilancia adicional que les permitiera completar su encargo con total tranquilidad.
Los actos vandálicos se remontan a la madrugada del 18 al 19 de octubre. Esa noche se produjo un sabotaje a las máquinas de sondeos de las firmas ejecutoras de las tareas (Geodrilling, SGE y Elisur), que llevaban aproximadamente el 10% del encargo ya completado. Cuando los empleados llegaron el viernes por la mañana a su puesto de trabajo notificaron numerosos daños en dos de las tres herramientas que estaban utilizando, además de otra serie de complicaciones como numerosas pintadas que rezaban 'AVEno' -entre otras-.
La valoración económica que realizaron posteriormente cifró el coste del incidente en 137.000 euros (165.770 euros con IVA). De este modo, y para evitar sucesos similares que vuelvan a entorpecer el desarrollo de las distintas catas en la montaña que atravesará la futura línea de AVE, la UTE adjudicataria solicitó ante el Ministerio de Transportes un modificado del contrato. La justificación del mismo esgrimía ese temor a nuevos episodios vandálicos y reclamaba la puesta en servicio de un equipo de vigilancia y seguridad privada «continuo y debidamente equipado».
(Más información, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos)