Si nos dejan, podemos alimentar a un mundo nuevo

Luis Pérez - COAG
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El autor, coordinador de Juventudes Agrarias de COAG, aborda la falta de relevo generacional y la importancia de los jóvenes en el campo

Si nos dejan, podemos alimentar a un mundo nuevo - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

En la presente década, seis de cada diez agricultores entrarán en edad de jubilación. Se necesitará un mínimo de 200.000 nuevas incorporaciones para que haya un relevo generacional sostenible. Y las cifras no invitan precisamente al optimismo. En España hay en torno a 27.000 titulares de explotaciones agrarias menores de 35 años, que representan tan sólo el 3% del total. Mientras, los mayores de 64 años son más de 355.000 titulares, un 40% del total. Y el ritmo de incorporaciones en nuestro país es claramente insuficiente. Un informe del Tribunal de Cuentas compara los datos de todos los países europeos (a excepción de Croacia) y coloca a nuestro país en el puesto 19 de 27 en ritmo de entrada de jóvenes al sector.

Durante el encuentro estatal del Área de Juventudes Agrarias de COAG, que del 23 al 25 de mayo hemos celebrado en Chipiona, se ha puesto de manifiesto nuestra preocupación por la falta de relevo generacional en el campo español. En los momentos actuales, en los que la agricultura se enfrenta a desafíos de carácter económico, tecnológico o medioambiental que requieren iniciativas y respuestas innovadoras, el constante envejecimiento de la población agraria y la necesaria renovación en la titularidad de las explotaciones se convierte en un tema de especial interés en la agenda pública y política de los países europeos. Es necesario abordar el problema teniendo en cuenta sus múltiples dimensiones y los diversos factores que lo generan y agravan, que son tanto de índole cultural como económica, formativa e incluso jurídica.

Hasta el momento, ha habido muchas iniciativas para explorar el futuro de la agricultura y hay una cantidad considerable de literatura que detalla los desafíos futuros para la producción y el consumo de alimentos, tales como el cambio climático y escasez de recursos, cambio tecnológico, problemas de infraestructura y el aumento de la demanda ante una población mundial que en 2050 contará con 9.000 millones de habitantes.

Sin embargo, se ha prestado menos atención a los profesionales agrarios que a medio y largo plazo deberán enfrentarlos. De ahí que desde el Área de Juventudes Agrarias de COAG hayamos impulsado, en colaboración con la ETSIAM de la Universidad de Córdoba, la realización de un pionero estudio de investigación sobre el perfil de los nuevos agricultores y agricultoras del siglo XXI. Quiénes son. Qué les motiva. Qué demandan. Cómo se informan. Qué formación tienen. Con qué visión ideológica del mundo se sienten más identificados. Y un largo etcétera sobre el presente y el futuro de la actividad agraria.

Las conclusiones que arroja el estudio son muy interesantes y van a servir para dejar obsoletos muchos falsos mitos y estereotipos sobre los hombres y mujeres del campo. En este sentido me gustaría subrayar uno de ellos: casi cuatro de cada diez de los jóvenes que se incorporan al campo tienen formación universitaria y, como mínimo, el 65% tiene bachiller o FP superior. Dato que contrasta con el reciente informe presentado por la OCDE sobre los jóvenes españoles y que recoge que un tercio de los mismos no ha acabado el bachillerato. Por lo que se puede afirmar que, en la actualidad, el nivel formativo de los jóvenes que se incorporan al sector agrario es superior al de un alto porcentaje de los jóvenes españoles.

Necesitamos atraer talento al sector agrario para impulsar ese vital proceso de transformación digital, que hoy ya nos posibilita producir más con menos. En un contexto geoestratégico muy complicado, en el que la seguridad y la soberanía alimentaria han dejado de darse por supuestas en Europa, el campo español reúne todos los ingredientes para liderar la producción de alimentos en la UE y ser el motor económico y social de nuestro medio rural. Menos burocracia, más apoyo real a los jóvenes que quieren dedicarse a la actividad agraria y una cadena alimentaria que reparta de forma justa y equitativa el valor de los alimentos del campo a la mesa, es la mejor garantía para consolidar un sector agrario rentable y, por ende, un relevo generacional sostenible. En este sentido, pedimos a Gobierno y comunidades autónomas una apuesta decidida por el modelo social y profesional de agricultura, por una agricultura con agricultores y ganaderos en el territorio, como freno al proceso de uberización del campo que quieren imponer fondos de inversión especulativos.

Estamos preparados para tomar el relevo. Si nos dejan, podemos alimentar a un mundo nuevo.