Cristina Ayala deja atrás "cualquier crítica por lo que se haya hecho" en la anterior legislatura poniendo en marcha el proyecto Burgos 2031 y le sigue el paso para "caminar conjuntamente" porque debe ser un "proyecto de ciudad". La alcaldesa afirma en este instante "tomar las riendas" de la aspiración a que Burgos sea Capital Europea de la Cultura y lo convierte en "una de las cuestiones principales de la legislatura". Ayala ha querido resaltar que la posada no es tan importante como lo es el camino: "Burgos 2031 no debe ser concebido como un fin en sí mismo, sino como un medio para que la cultura sea un agente transformador de la ciudad y nos ayude con los retos y oportunidades que tenemos a futuro". Si no se obtiene la capitalidad, ha insistido, "no podemos verlo como un fracaso porque es un proceso en el que Burgos quiere tener a la cultura como protagonista e ir de la mano de proyectos europeos que destaquen la visibilidad de Burgos. El camino ya es un éxito en sí".
Respecto a los pasos a dar, Cristina Ayala ha mencionado la posibilidad de acometer un "gran contenedor cultural", aludiendo a la posibilidad de intervenir en "algún espacio a nivel urbanístico" como si hizo con el proyecto de 2016 en La Estación. "Lo que significa para Burgos es un compromiso, estamos ligados a la cultura, volvemos a insistir en la candidatura a la capitalidad porque la cultura está en el ADN de los grandes recursos. La ciudad insiste porque no es un capricho, sino porque cree que este proyecto le ayudará", ha remarcado.
La experta y ex miembro del jurado de la Capitalidad Cultural, Beatriz García, ha mencionado los puntos fuertes y débiles del proyecto al que todavía le queda hasta mediados de 2025 para someterse a la primera fase de la candidatura. Para la asesora de Burgos 2031, el concepto 'Renacimiento' "es muy potente, es fácil de entender y conectar, ofrece posibilidad de jugar conectando con los puntos fuertes de Burgos pero también con la idea de transformación, reinvención y resurgir". A García también le gusta la imagen visual de unas puertas "porque a la hora de la comunciación es suficientemente amplio para incorporar muchas ideas y también es icónica y fácil de recordar".
En cuanto a los puntos débiles ha señalado la necesidad de reconectar con la ciudadanía después del intento fallido de 2016: "Haberlo intentado es positivo para el jurado internacional porque demuestra compromiso y continuidad, pero de cara al ciudadano es más difícil. Siempre es más difícil sobre todo si hubo mucha ilusión. Pero sigue siendo relevante, incluso puede ser más potente una segunda vez". El otro reto a tener en cuenta es la falta de conexión entre la cultura y la industria. "Está un poquito por detrás de otras ciudades a la hora de trabajar esa conexión entre la cultura y la emprendeduría. Hay un sector cultural muy fuerte y hay una industria muy fuerte, pero no ha habido suficiente relación", ha recalcado.