La temperatura del verano supera en 1,5º la media histórica

D. ALMENDRES / Burgos
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Burgos deja atrás el tercer verano más cálido en España desde que hay registros, si bien no se alcanzaron los máximos de 2022. La lluvia de junio minimizó el impacto de la sequía

Los termómetros situados en la vía pública alcanzaron los 40 grados durante las olas de calor. - Foto: Valdivielso

La intermitente lluvia intenta hacerse un hueco para anunciar el cambio meteorológico que ya llama a la puerta. Por su parte, el termómetro se empeña en refrescar el ambiente. Ambos factores generan en las últimas dos semanas una pequeña inestabilidad que alivia en cierta manera el calor reinante en Burgos capital a lo largo del tercer verano más cálido en España desde que hay registros. 

Y es que solo en los 2022 y 2003 se superaron en el país las temperaturas de una estación que da ahora paso al otoño después de haber superado en 1,5 grados la media acumulada en Burgos entre 1991 y 2020, según los datos compartidos por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Ni siquiera el agua acumulada durante el mes de junio sirvió para romper la trayectoria descrita a lo largo de los tres meses del periodo estival. En el sexto mes se acumularon 93,5 litros por metro cuadrado, más del doble de la precipitación media (43). Como referencia, en el mismo mes del año anterior solo se recogieron 5 litros por metro cuadrado.

Mientras tanto, el calor ya comenzaba a apretar y auguraba un verano seco. La temperatura media de junio fue de 18,3 grados, cuando en los últimos 30 años es de 16,9, pero el verano aún tenía reservado días marcados en rojo.

En julio continuó la tendencia y los termómetros se asentaron en los 20,9 grados, uno más que el promedio de tres las décadas anteriores. Y agosto, que acumuló olas de calor, se fue hasta los 21,7 grados de media para desmarcarse de los 19,9 grados registrados en el periodo comprendido entre los años 1991 y 2020.

Sin embargo, los 20,3 grados de este 2023 no son suficientes para alcanzar los registros acumulados a lo largo de un 2022 extremadamente cálido con una temperatura media de 20,9 grados. Entonces, la provincia burgalesa fue la única de Castilla y León que no registró la máxima histórica. 

De hecho, Burgos fue una de las pocas capitales españolas donde no se alcanzó la media más alta nunca medida entre los meses de junio, julio y agosto, el considerado como verano meteorológico, por lo que los 21,8 grados que dejó 2003 a lo largo del trimestre se mantendrán como el valor más extremo alcanzado.

A pesar de los sofocos sufridos durante semanas, este año tampoco se superaron los grados del día más caluroso. Los 39 grados del 23 de agosto se quedaron cerca de los 39,3 del 18 de julio de 2022.
Cabe recordar que en aquella jornada donde realmente apretó más el termómetro fue en Miranda de Ebro. Allí alcanzaron los 43,9 grados, la marca más alta de todo el país. Tan solo los 43,8 de Tortosa (Tarragona) se acercaron al dato del municipio burgalés, por encima de Sevilla (43,1) y Bilbao (43).

Lluvias. El calor sofocante de los últimos meses vino acompañado de falta de agua, un problema que se agrava año tras año en el conjunto del país. A la espera de los datos definitivos de un septiembre que aún apura su última semana, la positiva referencia ya mencionada de junio sirvió para paliar el efecto de la sequía estival y basta con comparar esos 93,5 litros por metro cuadrado recogidos en el comienzo de la estación con los 0,8 litros acumulados a lo largo de un julio extremadamente seco. Si los 1,2 litros del mismo mes de 2022 ya fueron preocupantes, los datos de este año son muy negativos. Para colmo, agosto fue aún más complejo. Si la precipitación media del mes es de 18,8 litros, en esta ocasión se quedó en 1,8. Muy lejos de los 23,6 litros por metro cuadrado del pasado ejercicio.

Tal y como avanzó el Instituto Geográfico Nacional de España el otoño comenzó el sábado, día 23 de septiembre, y finalizará el 22 de diciembre. Según los primeros modelos de predicción estacional determinados por Aemet, se presenta un otoño meteorológico «más cálido de lo normal», pero con mayor probabilidad de que las precipitaciones alivien las maltrechas reservas de agua del Sistema Arlanza, actualmente al 51,8% de su capacidad.