La DANA que arrasó Valencia hace algo menos de tres semanas fue un latigazo climatológico que duró unas pocas horas, pero sus efectos se notarán durante meses. Por delante queda una tarea inmensa: reconstruir las zonas devastadas y volver a algo parecido a la normalidad que se vivía allí antes del pasado 29 de octubre.
El temporal afectó a miles de edificaciones, desde inmuebles a negocios, destrozó cientos de kilómetros de carreteras y decenas de vías férreas. Además, deterioró buena parte de las conducciones de agua y de las redes de suministro eléctrico y telefonía móvil.
Reparar esa enorme cantidad de desperfectos requerirá a todo un ejército y aún así no va a ser fácil. El sector de la construcción calcula que necesitarán incorporar a unos 30.000 trabajadores (albañiles, electricistas, fontaneros, pintores, carpinteros...) y ya alertan de que va a faltar mano de obra. Por eso, han hecho un llamamiento a las administraciones para que agilicen la llegada de inmigrantes cualificados con el fin de poder hacer frente a esta emergencia y acortar al máximo los plazos para recuperar la ansiada normalidad.
En su comparecencia de esta semana, el presidente de la Generalitat, Carlos Masón, hizo una primera valoración de los estragos causados por la DANA y la cifra ya resultó mareante. «Los daños ascienden a cerca de 11.000 millones de euros en actuaciones de reconstrucción de naves, reacondicionamiento de accesos, reposición de vehículos, restauración de suministros, etc. Por ello, se ha autorizado un primer contrato de emergencia por valor de 1,7 millones de euros para la limpieza de polígonos y de los accesos», adelantó.
En medio de esta vorágine, el presidente de Fecoval (Federación de Contratistas de Obras de la Administración de la Comunidad Valenciana), José Luis Santa Isabel, aseguró recientemente en una entrevista que lo prioritario ahora es encontrar la forma de que quienes no trabajaban en el sector de la construcción puedan sumarse a esta ocupación para ayudar a la reconstrucción de las zonas afectadas. «Lo que estamos viviendo puede equipararse a una situación de posguerra», resumió gráficamente.
Según su testimonio, ya había «un problema estructural» de mano de obra. «En la Comunidad Valenciana ya teníamos dificultades para hacer las viviendas necesarias y esta situación ha venido a agravar la situación del mercado», detalló Santa Isabel, al tiempo que añadió lo costoso que resulta acercar a ese sector a los jóvenes y a las mujeres.
El sector de la construcción plantea que se incorporen a este campo los trabajadores que hayan perdido su empleo y también piden que se agilice la regularización de inmigrantes. Las patronales instan a agilizar los trámites para incorporar a mano de obra extranjera cualificada, además de un plan de formación urgente.
«Nosotros lo que hacemos es invitar a todos aquellos que hayan perdido su puesto de trabajo a que entren a nuestro sector», señala Santa Isabel, recordando que unas 100.000 personas se han quedado sin empleo por la DANA.
«Tenemos desde cursos extraordinariamente complejos hasta otros mucho más simples para que los trabajadores en pocas semanas se puedan incorporar al sector», explica Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).
Como consecuencia de la tromba de agua quedaron dañadas 30.000 empresas, de las cuales 4.500 han desaparecido. Esto supone un problema no sólo humano, sino también personal, pues muchas personas se han quedado en paro. Ante esta situación, José Luis Santa Isabel asegura que «todos ellos van a ser bien recibidos» para reconstruir las zonas afectadas impulsando el tejido industrial de la construcción valenciana.
Añaden los profesionales de este gremio que el de la construcción es también una oportunidad para muchas mujeres. «La construcción del siglo XXI está muy mediada por la tecnología, algo que los jóvenes dominan. Esto también abre el mercado laboral a otro colectivo, el de las mujeres», afirman.