Una vez más, y van ya unas cuantas en los últimos años, Burgos vuelve a ser menospreciada dentro del mapa de la logística ferroviaria a nivel nacional. Pese al enorme potencial industrial que atesora y su posición geográfica envidiable, el Ministerio de Transportes ha optado por plazas como León, Valladolid o Vitoria como enclaves prioritarios y estratégicos dentro del Corredor Atlántico. Los últimos ajustes en la planificación de esta infraestructura, que viene acompañada de una inversión aún pendiente de 16.000 millones de euros, relegan a la provincia a convertirse en un simple lugar de paso para las mercancías que crucen la Península Ibérica hacia Europa o Portugal.
Las terminales de Villafría y Miranda perderán todo el protagonismo que poco a poco van adquiriendo en favor de otros nodos logísticos que, en algunos casos, no están ni tan siquiera en servicio. Es el caso de Valladolid, cuya plataforma ferroviaria, en la que el Gobierno ha comprometido más de 30 millones, no estará terminada al menos hasta 2024. Este polo será uno de los cinco epicentros intermodales en España del Corredor Atlántico junto a los de Madrid, Zaragoza, León y Bilbao. Para Vitoria, el Ministerio de Transportes ha reservado 30,2 millones a la terminal logística e intermodal de Jundiz que ya se encuentran en ejecución.
Vistas las intenciones gubernamentales para las dos urbes entre las que se encajan Burgos y Miranda, queda claro el papel secundario que adquirirá la provincia castellana dentro del Corredor Atlántico.
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