Han sido muchas semanas de angustia, pero la victoria de ayer ha dado paso a otros discurso. Ya muchos hablan del play off. Es cierto que está lejos, a cinco puntos, y que hay muchos candidatos para entrar en esa pelea, pero también lo es que el Burgos atraviesa una magnífica racha, con seis jornadas consecutivas sin perder, sumando 16 de los 18 puntos en juego. Por delante quedan ocho partidos, 24 puntos, en los que puede pasar de todo, y el primer examen será ante un renacido Tenerife, que viene de ganar en Gijón y cargarse a Rubén Albés, el decimoquinto entrenador que pierde su puesto esta temporada. 

Había ganas de fútbol en El Plantío. Tarde primaveral y más de 10.000 aficionados en la grada. Se notaba en el ambiente la importancia del partido. En los corrillos de aficionados ya todos hacen cuentas. A cuánto queda el play off, quiénes son los próximos rivales, y por qué no soñar con ello. Casi nadie habla ya de la permanencia. Ese ha pasado a ser el objetivo de otros equipos, históricos como el Zaragoza, que llegó a dormir en puestos de descenso el sábado, o el Sporting de Gijón, que se ha metido en un lío muy grande. Tampoco se puede despistar el Málaga, que lleva una racha nefasta y ayer perdió ante el Córdoba. Una pelea cruel en la que por suerte ya no está el Burgos.

Celebración. Y el partido sirvió también para homenajear a un futbolista que ya forma parte de la historia, Aitor Córdoba, que ha cumplido 200 partidos con la camiseta del Burgos.
Llegó hace seis años y junto a Raúl Navarro son los únicos supervivientes del inolvidable ascenso a Almendralejo. Poco dado a expresar su alegría, Aitor recibió el cariño de su afición.