El Burgos CF ha perdido el rumbo en sus últimos compromisos. El equipo se encuentra sumido en una dinámica negativa en la que ha encadenado tres derrotas y además no ha logrado ver portería en los últimos tres encuentros. Las sensaciones que transmitió en Albacete no fueron buenas y es que se atisbaron signos de ansiedad y nerviosismo en la escuadra burgalesista. El combinado castellano no se mostró incisivo en ataque y creó menos ocasiones que en anteriores encuentros ligueros.
El potencial ofensivo de los blanquinegros ha crecido en esta campaña y Jon Pérez Bolo tiene más herramientas en ataque de las que disponía en la anterior temporada. Sin embargo, el colectivo no acaba de mostrar pegada. Fer Niño y Edu Espiau, los dos delanteros centro de la plantilla, están lejos de su mejor versión, Íñigo Córdoba y Borja Sánchez, dos de los refuerzos con mejor trayectoria, no acaban de explotar y el equipo echa de menos a Álex Sancris, que fue el futbolista más determinante del inicio de campaña.
El propio Jon Pérez Bolo se mostró preocupado tras el choque en el Carlos Belmonte y es que reconoció que lo que transmitió el equipo durante varias fases del choque no fue positivo.
Otro de los aspectos son los goles encajados y es que en las cuatro últimas jornadas los blanquinegros han recibido siete dianas, cuando venían de una fase en la que lograron dejar la portería a cero en tres partidos consecutivos. Tampoco el equipo de la ribera del Arlanzón se está mostrando contundente en su área, lo que unido a su falta de colmillo hace complicado que pueda sacar los partidos adelante. El Burgos debe mejorar en ambas porterías para dejar atrás esta complicada fase de la competición.
La escuadra blanquinegra ha igualado la peor racha desde que volvió al fútbol profesional. En la pasada campaña con Bolo en el banquillo nunca perdió tres partidos de forma consecutiva. Con Julián Calero sucedió tanto en la 21-22 como en la 22-23. Ha sido el máximo de derrotas seguidas que ha encajado el equipo.
En el regreso del equipo a la Segunda División, el Burgos perdió de forma encadenada en Tenerife, contra el Zaragoza en El Plantío y posteriormente en Almería. La siguiente jornada rompió la dinámica y se impuso por 1-0 a la Ponferradina, que precisamente entrenaba Jon Pérez Bolo. En la 22-23 los burgalesistas cerraron el curso con tres derrotas ante el Leganés, Tenerife y Lugo. El equipo llegó muy justo a este final de liga y la era Calero no se pudo despedir con una sonrisa.
Lo positivo es que el Burgos tiene la oportunidad de acabar con esta sangría mañana ante el Racing de Ferrol, un equipo que comenzó con muchos problemas, pero que al contrario que los blanquinegros, se encuentra en la mejor racha de la temporada después de haber sumado siete puntos en los tres últimos partidos.