Con la llegada de septiembre muere una parte del verano. Vuelven los escolares a las clases y los pueblos se quedan un poco más huérfanos de la alegría que han podido derrochar en las calles. Por suerte el tiempo todavía da alguna tregua y quedan localidades que tienen pendiente la celebración de sus fiestas. En esas fiestas los hinchables son uno de los elementos imprescindibles. Judith González trabaja en parques infantiles y disfruta viendo a los niños «en su pura esencia».
En agosto todos los fines de semana tienen un sitio a dónde ir. Hay pueblos donde repiten todos los años como pueden ser Tardajos o Los Ausines y hay otros donde van variando. La empresa Sonocid, en la que trabaja, cuenta con una decena de hinchables en distintos formatos. Los hay para los más pequeños, donde González destaca que «es necesario estar muy pendiente de que los niños no estén muy al borde porque se pueden caer», hay otros para más mayores y luego los hay de ocio alternativo como puede ser los karts de pedales o los de agua.
Precisamente estos últimos son los que más le gustan a Judith González. «En verano es el que nos llevamos a todos sitios» aunque tiene un mayor trabajo porque no es únicamente inflar, es llenar la piscina e ir regando la estructura dado que el sol seca el plástico y puede llegar a quemar. En un día habitual de trabajo tienen que llegar más de una hora antes a los lugares donde les han contratado para poner todo a punto. «En cuanto ponemos música en el altavoz es la señal para que se abra el parque».
Si con los enanos hay que tener cuidado de que no se caigan con los más mayores los monitores tienen que impedir que se peguen o «evitar que hagan saltos mortales». «Al final ellos se lo tienen que pasar bien, pero nosotros también somos responsables de esos niños y los tenemos que poner normas», declara González. Otro de los reclamos que tienen a menudo en los parques infantiles es la barredora humana, un hinchable con plataformas donde los participantes tienen que saltar o esquivar una barra acolchada que va girando.
«A mí me encanta porque los niños esperan que el palo vaya a una velocidad y yo se la voy variando o se la paro... es muy divertido», confiesa la monitora. Ella comenzó hace ya cinco años en este sector y admite que la encanta «observar a los niños y verles felices. Les ves en estado puro», aunque también declara que «si no estás habituado a trabajar con pequeños te pueden parecer muy intensos».
Aunque sea una labor que se desarrolla principalmente en verano, el invierno también tiene algunas actividades con parques infantiles sobre todo en espacios cubiertos. Judith González sea en agosto o en diciembre vive su trabajo y se deja contagiar de la felicidad que desprenden los más pequeños cuando saltan en los hinchables.