La preocupación crece por los continuos incendios en las edificaciones y el deterioro que sufre el pueblo antiguo de Gamonal. El Consejo de Barrio, consciente de la dificultad de solucionar el problema pide al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto y exija a los propietarios que derriben las casas en ruina y vallen las parcelas.
Su presidente, Ángel Alonso, asegura que ello evitaría que personas ajenas entraran en el interior, hicieran fuego y provocaran incendios como el ocurrido el martes o los otros dos de meses anteriores. «Es necesario que el Ayuntamiento obligue a los dueños a derribar las edificaciones, algunas de las cuales están en mal estado y supone un gran peligro», señaló.
En este sentido, reconoce que es complicado encontrar a los propietarios debido a que muchos son herederos y se les ha perdido la pista. «En muchas ocasiones el Ayuntamiento está atado de pies y manos pero tiene que ponerse serio. No hay más solución que obligar a tirarlas o rehabilitarlas aunque la mayoría están muy deterioradas».
Alonso confía en que una vez que el Ayuntamiento rehabilite el edificio de la calle Vitoria, 203, donde se ubicará un ‘miniayuntamiento’ y se reservará un espacio para centro de información de peregrinos, sirva de revulsivo para recuperar un entorno que cada día que pasa ofrece una imagen más degradada.
El abandono de las edificaciones desde hace años, en parte por la trabas que se han puesto para su rehabilitación al estar en el trazado del Camino de Santiago declarado Patrimonio de la Humanidad, ha hecho que jóvenes y no tan jóvenes se cuelen en su interior para hacer botellón o consumir drogas. Debido a las bajas temperaturas en muchas ocasiones encienden fuego para calentarse y se producen incendios.
El hecho en el interior haya mucha madera y enseres viejos de sus antiguos propietarios hace que las llamas se propaguen con facilidad y el intenso humo negro alerte a los vecinos. Los Bomberos actúan con celeridad para evitar que las llamas se propaguen a los edificios colindantes. Afortunadamente, en ninguno de los sucesos ha habido que lamentar daños personales pero el problema sigue latente y en cualquier momento puede producirse otro incidente de estas características o de mayores dimensiones.
Los pocos vecinos que residen en el pueblo antiguo o en sus alrededores alertan de que los callejones y el abandono de las casas están propiciando que se produzca trapicheo de drogas.
Solo una petición de licencia. Desde que se aprobó el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) en 2017, que ha mantenido la protección pero ha aumentado el aprovechamiento urbanístico para animar a los propietarios dando la posibilidad de otros usos a los bajos (comercios y pequeños negocios), solo se ha presentado una licencia para rehabilitar una casa en la calle Antigua, 23, en el lugar en el que estaba el bar Salva, cerrado en 2015. Las obras se iniciarán en junio del próximo año.
La Asociación Conde Beldever, que aglutina a algunos propietarios, se ha reunido con el Ayuntamiento para avanzar en una promoción conjunta pero con la exigencia de que al menos el 80% estuvieran de acuerdo. En la actualidad hay entre 60 y 70 dueños de las 86 parcelas y edificaciones (20 de una planta, 30 de dos plantas y 10 de tres plantas) y 26 parcelas vacías. Por ahora no hay avances.